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Acentuar las capacidades
frente a las limitaciones ayuda a las
familias a convivir pacíficamente
con la discapacidad de uno de sus
miembros. Compartir las aspiraciones
y proyectos comunes ofrece la
oportunidad de conseguir juntos, que
cada uno pueda ser protagonista de
su propia historia, más allá de cualquier
limitación. Todos necesitamos
una familia, un ambiente, una sociedad
y una Iglesia donde desarrollar
nuestras habilidades y competencias,
donde crecer con el mayor grado de
autonomía posible y establecer relaciones
satisfactorias con nuestro
entorno. Como uno más, sin discriminación
alguna. Convertir la discapacidad
en una oportunidad, sin minimizar
las limitaciones que comporta,
constituye un desafío apasionante
para cada familia y para la sociedad
en su conjunto
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