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El kerygma es una palabra griega que significa anuncio, algo que debe ser proclamado y conocido. Con esta palabra nos referimos a la misión de anunciar el acontecimiento más importante de la vida de Jesucristo: la Pascua. Todos los evangelios narran este suceso, pero antes preparan su realización a través de secciones que dan a conocer los milagros y dichos de Jesús. El libro de los Hechos de los Apóstoles también gira en torno al kerygma, pero de una forma diferente. A diferencia del término Evangelio, la palabra kerygma ha tenido una historia menos exitosa. Después de un largo olvido durante siglos, experimentó diversos intentos de recuperación para un uso moderno del término, durante la primera mitad del siglo XX, pero no hubo consenso entre los autores y quedó como una palabra problemática cuyo uso actual requeriría según algunos un estudio más exhaustivo de sus diversas modalidades en el Nuevo Testamento. Como resultado, por lo menos hasta ahora, la palabra kerygma no ha gozado de una recepción natural y activa en la mayoría de círculos académicos católicos. Karl Rahner propuso un nuevo uso de la palabra kerygma más allá del debate sobre las diversas formas que hubiese podido tener en la época neotestamentaria. La propuesta de Rahner encaja muy bien con el uso que hace de kerygma Francisco en Evangelii gaudium y en todo su magisterio.
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