|
PIERRE BAYLE: CONTRA LOS TEOLOGOS
1. CONFESIONES DEL ABBÉ Uno de los rasgos que distingue los escritos del filósofo francés Pierre Bayle (1647-1706) es Ia repetida proposición de argumentos escépticos. Definido en una carta de juventud como aquella tendencia del pensamiento humano que se caracteriza por no haber encontrado Ia verdad y por buscarla toda Ia vida l, el escepticismo marca el tono que recorre el conjunto de esos escritos y se hace particularmente notable en su obra más famosa, el Dictionnaire historique et critique (que comienza a publicarse en 1696). En efecto, basta una lectura rápida de los cuatro volúmenes in /o/io del Dictionnaire para encontrar, además de
1 Esta definición, tomada indudablemente de los Bosquejos pirrónicos de Sexto Empírico (cf. Bosquejos pirrónicos, I, 1), aparece en una carta a su amigo Vincent Minutoli de enero de 1673 ¡Pierre BayIe, Lettres, Oeuvres diverses —en adelante, OD—, tomo FV, edición de E. Labrousse, Hildesheim, Georg Olms, 1964-82, pp. 536a-537b). En ella, Bayle, siguiendo a Sexto casi literalmente, se refiere en principio a tres corrientes básicas de Ia filosofía griega: los dogmáticos, que creyeron haber encontrado Ia verdad; los académicos, que creyeron que no se Ia podía encontrar; y los escépticos o pirrónicos, «que no creyendo haberla encontrado, Ia buscaron, sin embargo, toda Ia vida». No obstante, teniendo en cuenta que las dos últimas corrientes, pueden incluirse con facilidad en el mismo grupo de filósofos «no afirmativos» y que cualquiera de ellas comprende tanta a Platón como a Gassendi, Ia división quedaría reducida en última instancia a dos tendencias generales deI espíritu. En Ia carta, Bayle subraya también el carácter autodestructivo que tenía el axioma pirrónico («se puede dudar de todo») y las ventajas dialécticas de Ia secta («Uno puede discutir impunemente contra quien sea, sin temer los argumentos ad hominem, que suelen causar tantas molestias. No hay por qué temer a Ia retorsión, además, puesto que no sosteniendo nada se puede renunciar de buena gana a todos los sofismas y a todos los razonamientos de Ia tierra, cualquiera fuera Ia opinión sobre ellos. En ningún caso hay obligación de ponerse a Ia defensiva. En una palabra, uno puede discutir y batallar sobre todas las cosas hasta Ia saciedad, sin temer Ia pena del Talión»). Jales ventajas, dice, explica Ia atracción que el escepticismo ha ejercido y ejerce sobre grandes pensadores: Sócrates, Demócrito, Cicerón, San Agustín, Montaigne, Gassendi, La Mothe Ie Vayer.
|