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CRFTICA DE LIBROS
R. LARRAÑETA, Tras Ia justicia. Introducción a una filosofía política (Salamanca-Madrid, Edibesa, 1999) 236 pp., 24 x 15 cm.
Se precisa dejar constancia desde el comienzo que, en mi opinión, una sola idea impregna las páginas del volumen del Prof. Larrañeta: Ia idea de que Ia ética es Ia sustancia de Ia política o, dicho de otro modo, Ia justicia es el soporte del Estado, de sus ordenamientos jurídicos y de Ia praxis de los gobernantes. Idea que casa a Ia perfección con Ia tradición moral de Ia Escuela de Salamanca y que puede hoy en día actuar como instancia crítica de múltiples concepciones de Ia política, muy al uso, para las que los valores morales han de ser dejados de lado en el ejercicio del poder en nombre del pragmatismo realista de Ia acción de gobierno. Una convicción inspira gran parte del volumen: Ia historia proyecta su magisterio también sobre Ia ciencia política. Nuestro pasado entra a formar parte de nuestro presente como fuerza activa, que en buena medida Io configura. De este respeto a Ia tradición brotan un centenar de páginas en las que el acontecer de Ia filosofía social se convierte en Ia más pedagógica Introducción a Ia ciencia política. Consecuente con tal convicción el autor hace desfilar ante el lector a los clásicos y, de su mano, aparecen en escena los grandes temas de Ia filosofía social: el Estado, el poder y su legitimación, las formas de gobierno, los valores morales sobre las que Ia praxis política se sustenta... Un sesudo pensador anglosajón ha dejado escrito que el pensamiento occidental se reduce a una colección de notas al pie de página de Io que dijeron los clásicos grecolatinos. TaI afirmación no es del todo verdadera pero en modo alguno es falsa. De ello queda constancia en el libro del Prof. Larrañeta cuando analiza los conceptos de felicidad o bienestar, virtud y justicia como claves del sistema político, que proponen Platón y Aristóteles y que permiten etiquetar su modelo con el rótulo de Estado ético. Con ello están puestas las bases del pensamiento político de todos los tiempos. Con ser ello mucho —tanto como para legitimar como verdadera Ia aserción del pensador anglosajón arriba citado— su verdad no es tan total como para relegar al olvido el hecho de que, con Ia entrada en escena del Cristianismo, hace acto de presencia una original y novedosa concepción de Ia ética y, con ella, consecuentemente, una no menos novedosa concepción del Estado, del poder y de Ia justicia. Clarificar qué fue Io original y novedoso que el Cristianismo aportó en relación a Ia herencia
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