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Ruta critica por Ia lexicografía latina medieval
A propósito de unos léxicos recientes Recuerda Löfstedt en un delicioso libro pòstumo, recientemente traducido al inglés (E. LörsTEDT, Laie Latin, Oslo, 1959, Instituttet for sammenlignende Kulturforskning, pp. 95 ss.), Ia dificultad de definir rectamente el latín medieval. Una lengua que ha servido de vehículo de cultura, de medio pensante y expresivo, tanto para Ia poesía como para Ia novela, durante más de diez siglos resulta difícil de encajar en los criterios lingüísticos al uso, desde el momento en que no está soportada por una comunidad hablante, No es simplemente una «lengua tradicional», aprendida en las escuelas, como quería Meister; tampoco es una lengua muerta en el sentido propio de Ia palabra, en cuanto cerrada e idónea sólo para ser repetida indefinidamente; y no es una lengua de cultura como pudiera deducirse de un análisis superficial de textos determinados en siglos determinados. Todo esto simultáneamente y mucho más es el latín medieval, pues Io curioso y sorprendente resulta, de acuerdo con una tesis más y más acariciada por el insigne investigador sueco desde Ia publicación en 1950 de sus Coniectanea (UppsalaStockolm, Almqvist et Wiksells), que el latín medieval, a pesar de su innegable carácter escolástico, sigue siendo una lengua viva en que no solamente se da crecimiento y enriquecimiento gradual, sino que en ella incluso prosiguen tendencias evolutivas cuyas raíces se hunden en presupuestos del período arcaico o postclásico del latín.
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