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LA METAFÍSICA DE SUÁREZ: SUBJETWZACIÓN Y DINAMISMO
Si pretendiéramos resumir en una breve lección Ia metafísica de Suárez acometeríamos una tarea que roza Io imposible. Y, como ad impossibUia nemo tenetur, dejaremos de lado tal pretensión. Nos vamos a contentar con unas incursiones en algunos de los puntos o aspectos que, a nuestro parecer, son de mayor relevancia y que entendemos que acaso no han sido suficientemente destacados. Parece oportuno comenzar por situarnos situarnos debidamente frente a Suárez. Para ello debemos tener en cuenta que al filósofo granadino cabe enfocarlo desde perspectivas distintas. Podemos ver en él un aristotélico que, siendo profundamente fiel al Estagirita, desbordará sus doctrinas, aunque partiendo de ellas. Es también, por supuesto, totabnente pertinente considerarlo como un escolástico que, desde una esmerada acribia en el uso de Ia terminología y del aparato conceptual de Ia Escuela, inflexiona muchos de sus conceptos sacando de ellos derivas novedosas. Tampoco sería desacertado, a pesar de múltiples opiniones en contra, verlo en Ia línea de los nominalistas en Ia clave de fidelidad a Io singular, pero para superar el nominalismo al privilegiar las esencias, poniendo con ello un dique al contingentismo radical de Ockham. Es preciso asimismo considerarlo como un pensador jesuita que, en compañía intelectual con otros hermanos de religión —Pererio, Fonseca, Toledo, Molina, Arriaga...— desempeña un indiscutible magisterio filosófico en Ia Europa del xvn. Y tampoco podemos olvidar que es un pensador ambientado en el Siglo de Oro español, que, con materiales nuevos y viejos, levantará un auténtico escorial metafísico 1. En definitiva, hay que ver en él Ia figura de un filósofo que, desde Ia continuidad, va a romper nuevos horizontes. Y se trata de un figura que, acorde con su modestia personal, es respetuoso con sus adversarios; al que cabe llamar ecléctico en el más
1 E. Gómez Arboleya, Francisco Suárez, SJ, Univ. de Granada, Cátedra Suárez, 1946,
p. XIII.
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