|
DEL SOCUUJSMO CIENTIFICO AL EMOTMSMO POLITICO
1. Un nuevo marco para el socialismo Son los nuestros, sin duda, tiempos revueltos. Alzóse súbitamente el «telón de acero» y resultó ser que tras él, sin nosotros saberlo, venía representándose por años, por décadas, no un simple drama, sino una auténtica tragedia. La tragedia, ante todo, de unos hombres concretos de carne y hueso, que han sufrido por años, por décadas, el yugo animal de Ia arbitrariedad. La tragedia, después, de cuantos vieron en Ia ciencia marxista Ia solución raciona/ —científica— a Ia injusticia. Creer que Ia aspiración a un mundo de hombres liberados de Ia necesidad natural y social cuadraba con Ia marcha de Ia historia, convertía a tal aspiración de utópica en científica, sagrado nombre ante el que toda —o casi toda— rodilla se dobla. Pero vienen demostrando los acontecimientos que no hay ciencia de Ia liberación, menos aún de Ia salvación. Y si los hechos no responden a Ia teoría no vamos a echarles Ia culpa eternamente a los hechos, sobre todo si Ia teoría se pretende científica. De ahí que, por estos pagos al menos, un buen número de antiguos marxistas se está reconvirtiendo a un marco filosófico de virtud probada, como el racionalismo crítico, por no aludir a un marco económico, aún más probado, como el capitalismo —el materialismo histórico— y más tarde, en Ia etapa «revisionista», por el materialismo histórico sólo como método de análisis de Ia realidad, pasa ahora por Ia tecnología social y Ia abolición del holismo. Y sea condenado por irracional y místico quien no apueste por el nuevo marco. Cierto que Popper y Albert venían identificando tiempo ha holismo y totalitarismo, modelo epistemiológico de revelación y dogmatismo, profecía y estrategia de inmunización. Pero precisamente por eso fueron anatematizados entre
|