|
LA VIDA Y SU METAFISICA (En torno a Ortega y Gasset) *
La filosofia de nuestros tiempos camina por sendas no trilladas, pues no en vano el filósofo tiene vocación de explorador. El filósofo tiende a constituirse como tal en sus especulaciones y a Ia vez tiene frente a sí Ia ardua tarea de constituir su objeto, de buscarlo, de hacerlo patente entre las oscuridades de los seres. Es el filósofo, entre todos los hombres de ciencia, el único que tiene planteada Ia incógnita de su propia existencia, que en último término no es otra que Ia incógnita de Ia existencia del objeto de sus investigaciones. Es un hecho el arribo, acaso forzoso, a Ia idea de Ia vida. Después del diluvio positivista que anegó a Ia metafisica, ésta se encuentra algo así como en Ia necesidad de hacer pie para salvarse; Ia resaca de los imperativos históricos Ia lleva hacia algo real en que apoyarse; busca Ia realidad y Io primero que topa es el hombre y, en el hombre, Ia vida. No sabemos si el punto de apoyo se sostendrá. Lo único de que tenemos experiencia es de que, por Io que fuera, en los tiempos pasados, no se había logrado hacer asiento en él y de que, ya en posesión de este nuevo objeto, Ia metafísica está intentando reconstruirse de nuevo a sí misma ,aprovechando a este fin todas las posibilidades ónticas de su descubrimiento. Para nuestro propósito, no nos interesan ahora los motivos que fuerzan al hombre de hoy a preocuparse de Ia vida, pues no pretendemos sacar al aire las raices de Ia metafísica actual. Nos preocupan por ahora Ia estructura metafísica de Ia vida misma, sus fundamentos, sus características más acusadas. Y esto ya es distinto, porque para Ia valoración del objeto que Ia metafísica de hoy nos descubre, utilizaremos los principios que nos ofrece Ia metafísica misma. Y con eUo creemos dar continuidad a Ia filosofía. A Io largo de Ia historia aparece constantemente Iaidea de Ia vida. Esto, sin duda, inducirá a más de un ingenuo a sostener que Ia realidad de que se viene ocupando lametafísica desde Dilthey a nuestros días Ia poseía desde muy antiguo Ia Escolástica y sobre todo el Tomismol. Sin embargo, Ia diferencia entre Ia concepción antigua y te
* Páginas inéditas del P. A. A. Ortega cuya publicación se anuncia en fe nota necrológica que precede. 1 «Ni a Ia Escolástica ni al Tomismo son extrañas las ideas de evolución y progreso; de tiempo y de historia. St. Tomás escribió artículos magníficos sobre el progreso de verdades dogmáticas, sobre el progreso de Ia gracia en el hombre
|