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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS Salmanticensis 51 (2004) 641-649
L. Sánchez Navarro, "Venid a mí" (Mt 11,28-30). El discipulado fundamento de la ética en Mateo. Studia Theologica Matritensia, 4 (Madrid: Publicaciones de la Facultad de Teología "San Dámaso" 2004. 366 pp.
El autor de esta tesis doctoral del Bíblico de Roma ofrece al final un sumario de su contenido en inglés (pp.365-366). El redactor de esta nota bibliográfica ha compuesto otro para su lector.
La primera parte presenta a Mt 11,28-30 como la "Gran Invitación" al discipulado. La invitación tiene por centro a Jesús. El discipulado es, ante todo, comunión con él; pero también aprendizaje vital, porque procede de la comunión de vida con el maestro. Tiene una doble dimensión: comunión con Jesús y relación filial con el Padre. Quien habla es el Hijo y, en último término, lo que se aprende de él no es sino el Padre. La participación en el conocimiento vital del Padre, que el Hijo posee en plenitud, aligera la 'carga' que podrían suponer sus mandatos.
La segunda parte analiza textos del EvMt relacionados con la Gran Invitación. En una primera sección, los de llamada al seguimiento de Jesús (Mt 4,18-22; 9,9; 19,16-22) y el fragmento que trata de las virtudes del Reino, condición de la promesa divina (Mt 5,3-10). La llamada al discipulado, cuya expresión fundamental es la Gran Invitación, queda profundizada en su comprensión mediante los tres relatos completos de vocación, que manifiestan la primacía de la comunión con Jesús. Las promesas que caracterizan a las bienaventuranzas permiten a su vez comprender la riqueza del descanso prometido por Jesús y muestran su dependencia del comportamiento del discípulo. Jesús aparece en el entero EvMt como la personificación de esas virtudes, que pasan a ser obra de la acción divina en el discípulo. En una segunda sección, nuestro autor estudia las perícopas que remiten a Jesús como único maestro (Mt 23,1-12) y el mandato de hacer discípulos (Mt 28,18b-20). La primera ilumina la 'carga ligera' de Jesús, su unicidad como maestro y la humildad necesaria para ser su discípulo. El Gran Envío en que culmina el EvMt confirma y unlversaliza la visión del discipulado que se desprende de 11,28-29.
La tercera parte compendia los elementos del discipulado en el EvMt: la comunión, el aprendizaje y el descanso para el alma. El dato fundamental de la vida del discípulo es el seguimiento vital de Jesús, la comunión con él. La rica enseñanza de Jesús se enmarca en la relación personal con él, que sigue siendo posible hoy día. El discípulo está llamado a aprender de Jesús. Ser discípulo reclama dejarse transformar a imagen de'Jesús y un sincero deseo de alcanzar la perfección en el amor. Ser discípulo significa vivir en
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