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INCIDENCIA EN LA ETICA DE LA CONDENA PARISIENSE DE 1277
SOBRE LA CUESTION Y SUS CONDICIONAMIENTOS Entre los temas en activo que definen el pensamiento medieval por los finales del siglo XIII, en cuanto afecta al interés de estas páginas, figuran las siguientes: 1) Relaciones entre fe y razón; 2) Orden de Ia fe y discurso de Ia práctica; 3) Fuero de Ia voluntad; 4) La moral entre acuerdo y desacuerdo con el intelectualismo. Se cuestionan y reorientan, en efecto, por entonces, las relaciones entre fe y razón, en el sentido de tener que delimitar los poderes racionales para reivindicar el puesto que se les debe a las creencias, y ello como reacción contra un racionalismo neopaganizante que, declarando autárquica a Ia razón, tiende, bien a evacuar Ia fe, bien a contraponerse a ella como criterio de definitiva verdad. La práctica, en esas circunstancias, termina teniendo primado sobre Ia teoría. Se delimitan las funciones del entendimiento y Ia voluntad, enfatizándose Ia importancia de esta última que, definida como incondicionadamente libre, se constituye en motor de Ia vida moral y agente humano último responsable de ejecutar los planes de Ia salvación. La moral, por tanto, busca fundamentos nuevos, negando los del naturalismo racionalista greco-pagano e invocando Ia tradición cristiano-bíblica. En estas cuestiones incide el debate sostenido en circunstancias que será cuestión de señalar, sobre todo en Ia universidad de París, y que tuvieron lugar en el curso de una controversia que, antes que a puntos particulares de doctrina, afectaba a Ia identidad y autocomprensión mismas del ser y vivir cristianos. La figura en que voy a fijarme como Ia que mejor recoge los resultados del debate es Ia de Duns Escoto. Sus posiciones, radicalizadas por GuiUermo de Ockham y por sus seguidores, acaban estableciéndose como mentalidad de una nova aetas. La fecha en Ia que puede establecerse Ia divisoria entre un antes y un después es Ia de 1277, hace setecientos años. Esa fecha señala Ia crisis de una orientación del pensamiento escolástico, que venía haciéndose sentir a Io largo del siglo XII i y que, afirmándose y endureciéndose
1 Estudiosos del siglo XIII han puesto de relieve el surgimiento en él de nuevas fuerzas culturales que permiten atribuir a ese periodo un primer renacimiento humanista; asi como una forma nueva de contemplar Ia naturaleza que adquiere una magnitud «desacralizada» y pide ser estudiada como realidad exterior de peso y eficacia propios (Cf. M.-D. Chenu, La Théologie au douxième siècle (Paris 1957) pp. 25-27; Id., Introduction à l'étude de saint Thomas d'Aquin (Paris 1950) p. 223; G. Paré - A. Brunet - P. Tremblay, La Renaissance du XII' siècle. Les écoles et l'enseignement (Paris-Ottawa 1933).
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