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Salmanticensis 55 (2008) 49-81
TEOLOGÍA (PASTORAL) DE LA EDUCACIÓN
1. LA TEOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN, UNA DUDOSA ESPECIALIDAD Escribir sobre Teología de la Educación (ThEd) sugiere de inmediato un género de la teología, el “de las realidades terrenas” (Gustave Thils, 1946), de las que lo educativo sería una especie particular, a la par que la teología del trabajo1 y que las demás teologías de genitivo [Teología de la cultura (P. Tillich), de la secularización (F. Gogarten), de los signos de los tiempos (M.D. Chenu), de la historia (O. Cullmann, W. Pannenberg), de la esperanza (J. Moltmann), de la liberación (G. Gutiérrez), del Tercer mundo, de las religiones (J. Dupuis) o, en forma adjetiva, la teología política (J.B. Metz)2 o la teología vinculada con algunas realidades humanas, como teología y experiencia (E. Schillebeeckx) o teología y modernidad]. En ninguno de estos casos se trata de modificar el objeto único del saber teológico, que es siempre Dios, sino de subrayar los campos existenciales humanos que en la actualidad condicionan el saber sobre Dios y el vivir en Él. Dichas teologías tratan, pues, de rescatar la sensibilidad necesaria hoy para captar la presencia de Dios y su oferta de amistad y de salvación a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Tales teologías concretan algunos lugares teológicos en los que “encuentran los teólogos sus argumentos” (Melchor
Cf. M. D. Chenu, Pour une theologie du travail (Du Seuil, Paris 1955) Estas teologías adjetivadas muestran ya un cariz algo distinto que, de existir una teología educativa, podría asimilarse a ellas: teología negra, feminista, ecuménica (H. Küng), dialéctica (K. Barth), existencial (R. Bultmann), hermenéutica (E. Fuchs, G. Ebeling). Cf. R. Gibellini, La teología del siglo XX (Sal Terrae, Santander 1998).
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