|
FAM 22 (2000) 85-93
Los nuevos roles de la Familia en el tercer milenio
R a m o n a Rubio Herrera
Universidad de G r a n a d a
En 1971 C o o p e r D. P u b l i c a b a «The d e a t h of t h e family» (New York, Penguin), en la que vaticinaba la m u e r t e de la familia; p e r o 26 años m á s tarde, ese posible «muerto» sigue en pie y tal vez m á s en pie que nunca; sigue viva esa célula básica de la sociedad, ese núcleo de organización social básico p a r a el desarrollo ontogenético del hombre. P o r eso en n u e s t r o título de la c o n f e r e n c i a no h a b l a m o s de m u e r t e , sino de cambio, de n u e v o s roles, y h a b l a r de cambio es hablar de vida. Lo que no cambia está muerto. La m a t e r i a viva está en constante transformación multidimensional, multicausal, etc. No existen m e t a s estáticas, la m a t e r i a viva esta en c o n s t a n t e t r a n s f o r m a c i ó n , no se a l c a n z a la i n t e g r i d a d y ahí p e r m a n e c e , sino que es u n ir construyendo día a día entre la ilusión del inmovilismo y la realidad del cambio. En todo el pensamiento occidental ha existido siempre u n a tradición dialéctica. Decía Heráclito: «no es posible bañarse dos veces en el mismo río», lo que es igual a decir que todo lo que existe está en continuo cambio; pasando por Aristóteles que precisa aún m á s el concepto de cambio al afirmar que éste consiste en la emergencia y destrucción, así como en la transformación; o a Hegel con su noción de «desarrollo progresivo» p r e t e n d i e n d o h a c e r del cambio u n progreso desde formas inferiores a superiores, de cambio cuantitativo a cambio cualitativo, y de formas inferiores a formas superiores.
85
|