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EL JUEGO DE LAS APARIENCIAS En El mundo por de dentro Quevedo hace decir al Desengaño: «el ser desmiente a las apariencias» *. Que no se trata de una observación ocasional o secundaria Io evidencia tanto Ia referencia personificada a Ia noción de desengaño —central como es sabido en el Barroco y sobre todo en Quevedo— como Ia reiteración con que Ia idea aparece en el contexto. Representa algo asícomo el resumen de Ia tarea que en el Sueño asume el Desengaño: hacer ver Io que el mundo es en verdad, en contraste con Io que simplemente parece ser y no es. «Yo te enseñaré el mundo como es: que tú no alcanzas a ver sino Io que parece» (p. 165). Después de explicitar, como ejemplos, que quien gana de comer como sastre se viste como hidalgo, que el hidalgo a su vez «por ser hipócrita y parecer Io que no es se va metiendo a caballero» (p. 165), y que el caballero se empeña en «parecer señor» (p. 165), el desengaño sentencia; «ninguno es Io que parece» (p. 166). La hipocresía no se detiene ante ningún estamento, sino que los penetra todos. De Ia base a Ia cumbre, de Io más bajo a Io más alto, todo cae bajo su égida y se encuentra encadenado a ella: «... el señor, por tener acciones de grande, se empeña, y el grande remeda... cosas de rey» (p. 166). La apariencia viene a dar nombre a esa especie de historia general de Ia infamia: «De suerte que todo el hombre es mentira por cualquier parte que Ie examinéis, si no es que, ignorante como tú, crea las apariencias» (p. 167). Líneas más adelante aparece formulada Ia conexión real entre Ia hipocresía, a Ia que se reduce todo mal moral (cf. p. 167), Ia apariencia y el engaño. «Pues ¿hay más clara y más confirmada hipocresía que vestirse del bien en Io aparente para matar con el engaño?» (p. 168). La presentación del tema del engaño y del correspondiente desengaño acerca de Io que es el mundo culmina, tras Ia exposición del primer cuadro en el que un hombre parece condolerse de Ia muerte de su mujer, en una afirmación en Ia que se encuentra Ia frase que citábamos al comienzo: «Eso todo es por de fuera y parece así; pero ahora Io verás por de dentro y verás con cuánta verdad el ser desmiente a las apariencias» (p. 169).
1 F. de Qucvcdo, Sueños y discursos, ed. de F. C. R. Maldonado, Clásicos Castalia, Madrid 1978, p. 169. Las referencias a este volumen se incluyen entre paréntesis dentro del texto del artículo.
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