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LIBROS DE LOS PROFESORES Salmanticensis 64 (2017) 497-500
Gonzalo Tejerina Arias, Signum communionis. El carisma de la vida consagrada en la comunidad eclesial, Publicaciones Claretianas, Madrid 2016, 288 p.
La obra pretende situar la vida consagrada ante dos instancias fundamentales en la comprensión de la Iglesia en nuestro tiempo, el fenómeno de la comunión y la justa valoración de la Iglesia local. El estudio se articula en tres partes. La primera, en dos capítulos, traza esa identidad de la vida consagrada como realidad carismática, suscitada por el Espíritu para edificación de la Iglesia. En particular, desde su propia vida común, la vida de los consagrados tiene su función promoviendo en toda la Iglesia la comunión cristiana. Si la Iglesia es misterio y sacramento de comunión entre los hombres (LG 1), dentro de ella la vida consagrada, desde su propia forma carismática de vida, es signo que recuerda a toda la comunidad, entre otras cosas, eso tan sustantivo que es el dinamismo de la communio christiana.
La segunda parte del libro aborda el proyecto de creación de una comunidad de fe de laicos y religiosos bajo propuesta de éstos como concreta realización de la comunión eclesial. A lo largo de dos capítulos se describe la identidad eclesial y el dinamismo concreto de esta comunidad formada por laicos y religiosos que hoy se perfila como un objetivo de suma importancia en el que se objetiva la fecundidad eclesial de la vida de los consagrados. El proyecto que se describe pretende ir más allá de la “misión compartida” para mirar a una comunidad que abarque todos los aspectos constitutivos de la comunión cristiana pero sin diluir o con-fundir lo específico de cada vocación, la laical y la consagrada.
La parte tercera del libro pretende ubicar esta vocación bajo los desafíos de la actual eclesiología de la Iglesia local como hogar vivo de comunión cristiana. Aunque vinculada secularmente a una dimensión universalista de la Iglesia, la vida consagrada busca y debe encontrar hoy también su lugar en la Iglesia local. Esta ubicación es ineludible en la actual autoconciencia de la Iglesia. También en dos capítulos, se traza el cuadro teológico general de la inserción en la comunidad diocesana y una criteriología concreta para que, manteniendo la justa autonomía de su condición carismática, la vida consagrada desarrolle la presencia necesaria en la Iglesia local.
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