|
UNA VISION INEDITA DE LA EXPULSION DE LOS MORISCOS
por CIRIACO MORON
EL ARCHIVO DE PASTRANA Y EL DOCUMENTO
Pastrana no es el nombre de un pueblo escondido que se pueda ignorar lícitamente: Ia princesa de Eboli, Melchor Cano, Santa Teresa, San Juan de Ia Cruz, y modernamente el «Museo parroquial de Pastrana» cuyo principal ingrediente son los «tapices», nos eximen de prodigar datos de ambientación que no pertenezcan estrictamente a nuestro tema. El archivo, diversas veces dilapado a través de Ia historia —falta el libro segundo de defunciones donde se encontraba Ia partida de Ia princesa de Eboli, y todos los libros pertenecientes al convento de Carmelitas que se llevaron los padres en 1928— no ha sido nunca aprovechado sino para datos de interés particular. Hacia 1850, un capellán de Ia Colegiata cuya sentencia de desaparición se estaba firmando ya en Roma Io ordenó y escribió con sus datos Ia primera «Historia de Pastrana». En 1932 el celoso párroco D. Eustoquio García Merchante, en compañía del insigne investigador franciscano P. Lorenzo Pérez, volvió a revisarlo para Ia composición de su bella monografía «Los tapices de Pastrana», y de entonces a hoy los legajos, cada vez más rubios con el paso del tiempo, han seguido acumulando silencio y polvo. Hace un año, de los folios de este archivo, el P. García Figar nos brindó una noticia sensacional: Ia naturaleza española y pastranense de Maino; una investigadora de Lovaina viene a interesarse por el mensaje histórico y estético de los tapices: el archivo de Pastrana comienza a usarse para gala de España; en el curso de Ia investigación sobre los tapices, se baraja el nombre de D. Pedro González de Mendoza, y a sus legajos acudimos -con esperanza de compensación. Son dos legajos pródigos en datos personales —un acta de donación, el Testamento, regalos a su sobrina Ia duquesa del Infantado, donación
«Salmanticensis», 6 (1959).
|