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HELMANTICA
REVISTA DE HUMANIDADES CLASICAS
Tomo 1.° ENERO-MARZO DE 1950
NÚM. 1.°
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Entre todas las culturas de la Historia ninguna ha interpretado tan fiel y definitivamente el instinto europeo del orden, perfección y armonía como la helénica. Grecia ha sido la educadora de Europa en el aspecto natural, así corno el Cristianismo injerto brioso en las raíces helénicas, según frase de Pío XII (Ecclesia, 24 abril 1948, p. 6) lo ha sido en el orden sobrenatural. Esta cultura helénica fué aceptada por la Roma pagana y, cristianizada luego por la Iglesia, que la esparció en su marcha triunfal, sembradora de pueblos y nacionalidades,. por Europa, Africa y América. Fué precisamente un Apóstol, primer humanista del Cristianismo, el que vinculó, de una vez para siempre, el pensamiento cristiano a la cultura helénica; el que mostró en sus sublimes Epístolas y en su actuación constante que la sitla v.1 y la yv(:) 31;, la Fe y la ciencia, lejos de excluirse se complementan fecundamente, conzo dos círculos concéntricos cuyo foco luminoso se encuentra en Cristo. La Iglesia recogió con cariño este precioso legado del Apóstol de los «Griegos»—según llama a San Pablo el original neotestamentarío (véase Act, 16, 9, etc.)—y lo cultivó con esmero en una tradición ininterrumpida de aristócratas intelectuales que, pasando por Clemente Alejandrino, Basilio, Gregorio Nacianceno; Agustín, Jerónimo, León Magno, Ambrosio, Prudencio e Isidoro... salvaron la civilización antigua para las generaciones futuras, sin distinción de razas ni credos. Fué la Iglesia, en efecto, la que, por medio de sus escuelas monásticas y catedralicias, confió a pergaminos medievales lo mismo la palabra del Evangelio, portadora de armonías celestes al alma, que los ritmos eternos de Hornero y de Virgilio. Fué asimismo la Iglesia la que—desde el español San Dámaso hasta el inmortal León XIII. ,
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