|
REDUCCIÓN DE LA PERCEPCIÓN EXTERNA A IMAGINACIÓN
Crítica a Ia teoría de las Investigaciones lógicas
La percepción externa no es un tipo de imaginación o de conciencia signitiva —y, por tanto, cualquier teoría que Ia entienda de este modo ha falseado ya desde un comienzo el sentido del fenómeno que trata de explicar—. Esta afirmación podría parecer obvia. Es, sin duda, Ia creencia implícita que subyace en nuestra vida cotidiana. Ver Ia casa que me voy a comprar no es Io mismo que imaginar cómo será dicha casa mientras voy en el autobús, ni mucho menos que hablar acerca de ella con alguno de mis amigos. Pero los problemas empiezan a aparecer cuando tratamos de encontrar una justificación teórica de estas creencias básicas. Si nos atenemos a Io dado de modo originario, ¿no resulta con ello muy debilitada aquella seguridad plena que nos permitía diferenciar Ia percepción de otros modos de conciencia? Sin duda, creo ver una casa cuando estoy soñando con ella (o cuando sufro una alucinación) y, en realidad, sólo tengo ante mí un conjunto de imágenes mentales. ¿No deberíamos, pues, ser más cautos y pensar en Ia posibilidad de sufrir ilusiones y engaños de distintos tipos, en los que el acto de percepción parece transformarse en mera imaginación? Y las mismas dificultades se plantean cuando intentamos distinguir con rigor Ia percepción de Ia mención signitiva. Al contemplar desde Ia calle Ia casa que me voy a comprar, ¿puedo afirmar de modo tajante que estoy viendo su interior? ¿No es cierto que tengo que entrar en Ia casa para ver realmente Ia distribución de sus distintas habitaciones, el color concreto de las puertas y los techos, los acabados de los suelos...? ¿No es, entonces, verdad que cuando estoy fuera de Ia casa me refiero a todo esto de un modo totalmente vacío y, en consecuencia, con una intencionalidad signitiva y no propiamente perceptiva? En realidad, no resulta sencillo encontrar una teoría que nos permita delimitar claramente Ia percepción respecto a otros modos de conciencia, como Ia imaginación o el signo. No Io logran algunas filosofías clásicas —como, por ejemplo, Ia de J. Locke— que consideran que percibir es poseer ciertas imáge-
|