|
CIENCUV Y FELICIDAD HUMANA. RECUERDO DE LEIBNIZ l
El progresivo avance del conocimiento científico-técnico nos ha ido sumergiendo de manera creciente en un mundo construido por nosotros mismos. La ciencia ha nutrido a Ia cultura moderna con sus métodos y con sus logros efectivos: más comodidades, mayor facilidad de comunicación entre los hombres, mejores condiciones sanitarias, mayor poder sobre Ia naturaleza. No sin motivo, Ia ciencia sigue siendo considerada por muchos como el saber más seguro y eficaz. Pero, a pesar de todos sus avances teóricos y aplicaciones prácticas, Ia ciencia no puede asegurar nuestra felicidad presente y futura. La investigación científica de Ia naturaleza y del hombre, dejada a sí misma, no puede proporcionarnos tal seguridad porque Ie resulta imposible controlar el empleo de sus avances. Esto quiere decir que o tenemos que renunciar a toda segundad o debemos buscarla en otra parte. Leibniz, gran pensador europeo y universal, preocupado por Ia felicidad del género humano, atisbo ya en los comienzos de Ia ciencia moderna, cuya metodología ha inspirado Ia de las ciencias actuales, sus límites. No pensó que el avance científico-técnico significaría un progreso humano integral. Nos encontraríamos ante una perspectiva parcial y superficial sobre Io real, ajena al ámbito de los fines. Por eso, durante toda su vida intelectual, reconoció Ia importancia básica de no perder de vista Ia investigación de un saber filosófico o sapiencial, desde el que fuese posible mantener las ciencias bajo control humano, al servicio de Ia felicidad humana.
1 Texto de una comunicación presentada en el XIX Congreso Mundial de Filosofía, celebrado en Moscú de! 22 al 28 de agosto de 1993.
|