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CRFTICA DE LIBROS
Alberto Caturrelli, Il nuovo mondo riscoperto. La scoperta, Ia conquista, l'evangelizzazione dell'America e Ia cultura occidental, trad. dallo spagnolo a cura di P.P. Ottonello (Milano 1992, Ediszioni Ares) 200 pp. 22 x 16 cm. En las mil preguntas que se han formulado en torno al 92 late siempre este dilema: e:ncuentro o conquista, enriquecimiento mutuo o avasallamiento opresor. La respuesta al mismo se ha dado desde actitudes diametralmente opuestas. La de A. Caturrelli es de signo declaradamente positivo. Pero ve desarrollarse Ia obra de España en pesaroso drama, en el que ésta olvida su primera actitud de conciencia cristieina, alerta en su misión evangelizadora, para ir asumiendo progresivamente los ideaks terrenos de otras naciones colonialistas. En meditadas páginas expone Caturrelli Ia conciencia hispánica que se siente con vocación misionera. De seguro que, sin mencionarlo tiene como trasfondo de su pensar el gran discurso que el Primado de España, Card. I. Gomá, pronunció en el teatro Colón de Buenos Aires, cuando el Congreso Eucarístico Internacional de 1934 Al margen de toda hipótesis, es Io cierto que Caturrelli se vincula explicitamente a Ia obra de R. de Maeztu, Defensa de Ia hispanidad, cuya tesis primaria asume el Cardenal citado y hace suya en esta obra el profesor argentino. Esta tesis proclama que Ia obra de España en América fue, ante todo, de vocación misionera. Esta obrci de España entusiasma a Caturrelli. Por ello no tiene reparo en hablar reiteradamente de Ia Madre España. Los españoles preferimos hoy hablar de hermandad hispánica. Damos constancia de que Io primario en Ia hispanidad es Ia comunión de espíritus en fraterno enriquecimiento. En este clima razona también Caturrelli. Inmerso en el mismo, no tiene reparo en declarar que España creó un imperio. Pero de signo espiritual, por ser el espíritu cristiano quien dió Ia tónica a Ia obra de España. Desde este clima interpreta instituciones de aquella época en las que se ha exacerbado Ia crítica negativa. Muy importante Ia del patronato regio. Sobre él anota que si era teóricamente inaceptable, fue sin duda un instrumento eficaz en Ia práctica de Ia evangelización, debido al sentido cristiano de los reyes de los siglos xvi y xvil. Comentei justamente Ia selección que hicieron del personal religioso enviado a las misiones. Pero no pone de relieve las ingentes sumas empleadas en sostener las misiones y toda Ia compleja organización eclesial. Si Ia crítica negra se empeña hoy en ponderar el oro y plata, robados a América para empresas imperialistas,
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