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PENSAMIENTO HISPÁNICO
EL BARROCO ESPANOL DENTRO DE LA CULTURA EUROPEA En Ia Historia General de Ia Cultura el siglo XVII viene a considerarse como Ia época del barroco. Nota distintiva de esta época es el triunfo de Io dinámico-temporal frente a Io estático-espacial de Ia época clásica. El barroco español asimila esta nota general, pero Ie da un matiz muy propio que en parte contradice las tendencias del barroco europeo. En efecto, si el barroco español tiende, como el europeo, a una visión unitaria del cosmos, esta visión no tiene por gozne, como el europeo, una teoría mecánica del universo, ni una interpretación matemática de las relaciones cósmicas. El español, más bien, mantuvo ante sí las ideas arquetipas de Platón y según ellas contempló Ia realidad. El fundamento de su «Weltanschauung» no fue el yo con su razón escrutadora sino Ia acción divina en el cosmos. La relación entre el tiempo y eternidad es tensa en el barroco. Pero el barroco europeo se atiene al tiempo y trata, desde él, de entrever Ia eternidad. Motiva con esto un rompimiento explícito o implícito con Ia Edad Media, en que Ia que eternidad daba su ley al tiempo. La escisión entre Ia «aquendidad» — Jenseitigkeit— y Ia «aquendidad» —Diesseitigkeit— se hizo cada día más ineludible e insalvable en el pensamiento moderno, como expone luminosamente M. de Unamuno en el capítulo IV de su obra DeI sentimiento trágico. España no aceptó este rompimiento entre tiempo y eternidad, entre el «más acá» y el «más allá». Y es precisamente el intento de aunar ambos extremos Io que da el matiz peculiar al barroco español. Con esto muy es de notar que si en Europa es Ia razón cartesiana Ia que se siente capaz de hacer transparente al mundo hasta sus últimos entresijos, Ia intuición artística en España es Ia fuerza genial que realiza esas magnas creaciones del arte, que pasman por su belleza en las que transparece esa verdad en Ia que se dan Ia mano Ia eternidad y el tiempo. Trataré de exponer tan bello tema en cuatro secciones, cada una de las cuales merece un libro. Confieso que en parte ya se ha escrito por doctos historiadores que han hecho del siglo XVII tema de sus investigaciones. Utilizándolos en mi reflexión, expongo esta breve síntesis. He aquí las cuatro secciones aludidas en las que el barroco español intenta dar solución a Ia
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