|
LOS «DISCURSOS FILOSÓFICOS SOBRE EL HOMBREi DE JUAN PABLO FORNER (1756-97)
(Conclusión)
5. EL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE
Al anaUzar el libro de Forner, Io primero que nos llama Ia atención es Ia importancia que otorga al conocimiento del hombre, conectando así directamente con el pensamiento más avanzado de su época: «Poco Ie importa al hombre no saber Ia esencia de Ia luz o del aire, porque no el aire ni Ia luz son el fin del hombre; pero impórtale mucho saber cómo debe obrar, a dónde camina, y cuál y cómo es el objeto de sus acciones, porque, si Io ignora, jamás acertará a cumplir con el orden establecido en su naturaleza peculiar»l. Estas palabras las encontramos ya en el Discurso Preliminar. El hombre, al conocerse a sí mismo, se reaUza como hombre. Precisamente, Ia posibilidad de conciencia refleja, Ia capacidad de autocomprensión, es Io que nos diferencia de los otros seres, repetirá muchas veces el pensador de Mérida. Ese es su signo, y también su tragedia: El árbol crece, fructifica, vive; más ni sabe que vive y fructifica, ni gobierna sus obras ni apercibe. Pesadumbre o placer el bruto indica si es objeto doliente o deleitable en que el sentido a su interior aplica. Pero nunca se juzga miserable, ni dichoso se juzga, y ciego sigue en su modo de obrar uno y durable. Sólo el hombre, sólo consigue obrando comprender Ia acción que intenta, sin que a un constante obrar se ate u obligue2. Por eso, el hombre está llamado a dilucidar «qué lugar tiene Ia criatura racional en el Universo; para qué nace, para qué vive, para qué muere, para qué raciocina, medita, reflexiona, examina; por qué se en1 J. P. Forner, Discursos filosóficos sobre el Hombre (Madrid 1787) 20. 2 Idem, 1. eit., pp. 40-l.
|