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JUAN DUNS ESCOTO ANTE LA CONDENACIÓN DE PARIS DE 1277
Entre las prohibiciones y condenaciones doctrinales que tuvieron lugar en Ia Edad Media, tal vez ninguna haya incidido tan eficazmente en Ia marcha de nuestro pensamiento occidental como Ia de 1277, cuyo centenario recordamos este año. Ello se debe a Ia transcendentalidad del tema en discusión. Por primera vez, en Ia ya milenaria historia del pensamiento cristiano se enfrentaba éste con el intento de su plena secularización, pues el averroísmo latino quería empalmar con el naturalismo griego y dar de mano a Ia concepción cristiana de Ia vida1. Ya Ia entrada de Aristóteles en el Occidente cristiano a principios del siglo XIII suscitó inquietudes y repulsas2. Fueron éstas acalladas por el inteligente comentario de Alberto Magno y Tomás de Aquino. Pero cuanto el llamado averroísmo latino volvió sus ojos a Aristóteles, tal como Io interpretaron sus comentadores árabes, especialmente Averroes, los partidarios de Ia tradición se sintieron profundamente alarmados. 2 EHo motiva una primera condenación de quince proposiciones en 1270 . Pero en un 1277 logran otra de mucha mayor amplitud en Ia que se enumeran 219 puntos condenables. Lo más lamentable de esta reacción fue el haber ampliado tanto Ia purga intelectual que enlvolvieron en Ia misma condena proposiciones manifiestamente inaceptables para el pensamiento cristiano con otras proposiciones discutibles, como las que atañen a Ia doctrina enseñada por santo Tomás. Ello ha motivado duros reproches a Ia condena por parte de los historiadores tomistas. Recojemos un testimonio, muy de casa, el de G. Fraile, quien afirma que «la condenación de 1277 hizo más daño al tomismo que al averroísmo». Y en otro pasaje expone este daño en los términos siguientes: «Vuelve a prevalecer Ia tendencia separacionista. La ciencia y Ia fe, Ia filosofía y el dogma, el helenismo y el cristianismo,
1 La expresión «por primera vez» ha de entenderse después que el pensamiento cristiano llegó a tener prevalencia en Occidente. No aludimos, por Io mismo, a los primeros encuentros del cristianismo con Ia filosofía desde los dias del discurso de san Pablo en Atenas a los filósofos epicúreos y estoicos. Sobre estos encuentros hay una abundante bibliografía. Nos limitamos a citar aquí una obra de gran madurez y muy orientadora, en Ia que se citan medio millar de estudios sobre este tema: Jean Pepin, Théologie cosmique et théologie chrétienne (Paris, PUF, 1964). 2 M. Grabmann, 'I divieti ecclesiastici di Aristotele sotto Inocenzo III e Gregorio IX', Miscellania Historiae Pontificiae, V (Roma 1941). 3 Denifle-Chatelain, Chartularium... I, pp. 487-88. Sobre el ambiente que preparó esta condenación y Ia de 1277 cf. J. d'Albi, Saint Bonaventure et les luttes doctrinales de 1287-1277 (Paris 1923); Ignatius Brady, 'Bacground to the condemnation of 1270: William of Baglione', Franciscan Studies, VIII (1970) 5-48.
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