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En la actualidad estamos asistiendo al auge del deporte femenino en nuestro país, sustentado en la memoria histórica de las deportistas pioneras que contribuyeron a la hora de establecer los cimientos para las generaciones futuras. Lo hicieron derribando las barreras sociales que siempre han obstaculizado el acceso de la mujer al deporte y tuvieron que lidiar con la visión de una sociedad retrógrada, en contra de las prácticas liberales y del ascenso social de la figura femenina, totalmente desconocida y acompañada por las que pusieron la primera piedra de un camino que comenzó hace casi un siglo. A día de hoy, el deporte femenino todavía sigue a la espera de recibir un mejor reconocimiento tras una buena racha de resultados y la aparición de nuevas competiciones que han conseguido focalizar su práctica al nivel del deporte masculino en cuestión de derechos y oportunidades. Las mujeres deportistas continúan buscando
un mejor tratamiento informativo para sus disciplinas, ya que pese a ocupar parte de algunos espacios informativos, no logran tener el énfasis que continúan buscando y que en el periodo de entreguerras, era impensable, pese a que la práctica deportiva protagonizada por todas ellas supuso una transformación del imaginario visual de las mismas
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