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Artículo: Papeles Salmantinos de Educación. 2002, n.º 1. Páginas 275-285. Adversum Paedagogos [... la predicción de un acontecimiento es una inferencia que, a partir de un conjunto de enunciados teóricos y de enunciados empíricos que describen las condiciones que se darán en el momento t, deduce un enunciado que describe el acontecimiento que se producirá en el momento t’ 2] Es decir, la misma explicación, en las ciencias de condición epistemológica más avanzada, propicia inferencias de predicción, esto es, prolongaciones de prácticas, de intervención, o de apliación tecnológica que serán tanto más controladas y eficaces cuanto mayor sea la precisión y alcance de la teoría de la que se deducen. Por ejemplo, hoy nadie puede dudar que la actual tecnología nuclear es deudora directa de las teoría físicas cuántica y atómica, y que las aplicaciones de esta tecnología son tanto más eficaces y controladas (al menos así lo exigimos los ciudadanos) cuanto mayor sea la potencia explicativa de las mencionadas teorías. Y lo mismo podríamos decir de otras tecnologías (mal aceptaríamos llamar tecnología a aquellas intervenciones que partiendo de orillas opuestas en la contrucción del mismo puente nunca se encontraran con precisión milimétrica, o a las que abriendo una vía suboceánica no lo hicieran por el trayecto más eficaz y rentable y no se encontraran con exactitud meridiana). La estructura de la aplicación tecnológica es: A es deseable Según las teorías T, si se dan las condiciones C, se produce A Constrúyanse las condiciones C [En el proceso de aplicación tecnológica de la ciencia, el esquema típico será el siguiente: partimos de un acontecimiento A propuesto como objetivo a conseguir (sic) y de un conjunto de teorías T disponibles como resultado de investigaciones anteriores, el objeto del tecnólogo es definir el conjunto de condiciones C que, según las teorías T, permitirán conseguir que se produzca el acotecimiento o fenómeno deseado A. 3] De la necesidad del elemento teórico en las intervenciones planificadas, controladas y eficaces (es decir, de aquellas cuya evaluación práctica es cuantitativamente posible) nos habla la formulación de acción intencional, que podríamos aquí asumir como expresión abreviada de acción tecnológica: a(byz) = ( (sb, sy), (s´b, s”y) h) Donde:

 
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