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Facultad de Pedagogía, Universidad Pontificia de Salamanca
Papeles Salmantinos de Educación -Núm. 4, 2005-
Recensiones
Una nueva entrega, oportuna (previa al cénit del negocio libresco en el periodo navideño), previsible (todos los años Marina saca un libro por las mismas fechas) y cada vez de menor solidez y más reiterativa (continuamente echa mano de argumentos y apreciaciones expuestos en libros anteriores), tropezamos con esta reflexión sobre la inteligencia, o más bien sobre su reverso: la estupidez. Es indiscutible la osadía y también la necesidad de un libro dispuesto a enfocar esta cuestión de forma divulgativa, didáctica y aplicada. Pero también lo es que la obra trata de manera banal, trivial y poco meticulosa un asunto que es, más que solemne, transcendente, por cuanto se filtra en todas las áreas y capítulos del mundo y de las gentes. Lo inabarcable del campo de estudio que abona la estupidez humana provoca que Marina caiga en un esquematismo generalista y acromático. Por ello su verbosidad peca a veces de tópica, vaga, apresurada y apto para el masivo consumo intelectual. Es un libro poco depurado y poco refinado, ¡pudiendo haber sido tan glorioso! Conocido es que Marina anda enzarzado desde hace más de una década en el estudio de la inteligencia.
MARINA, J. A. La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez, Anagrama, Barcelona 2004.
Con Elogio y refutación del ingenio se acercó brillantemente a la esencia del pensamiento y la acción inteligentes, en lo que fue su carta de presentación y su apoteosis como filósofo. Desde entonces, y a partir de ese núcleo fundante, muchas de sus obras posteriores han ido desgranando distintas caras de la inteligencia, con desigual grado de acierto y fortuna. Así hallamos sobre la inteligencia productiva: Teoría de la inteligencia creadora; sobre la inteligencia emocional: El laberinto sentimental y el Diccionario de los sentimientos; sobre la dimensión ético-estética de la inteligencia: Ética para náufragos; sobre la inteligencia como herramienta para la felicidad política: La lucha por la dignidad, etc. Cierto es que ha intercalado otras obras que permanecen extramuros del monotema que vértebra su vasta y crónica preocupación acerca de la inteligencia, sin embargo bien sea como ampliación concéntrica o reverberación respecto al núcleo, bien sea como simple voluta o divertimento, Marina practica el eterno retorno a la filosofía de la inteligencia. Por añadidura, dado que él define la filosofía como un servicio público, alejado de elucubraciones espurias o disertaciones ontológicas prescindibles, no puede extrañar que en todas sus obras busque derivaciones, moralejas o aplicaciones de provecho para la vida social, para la actividad ciudadana, para la optimización de la vida íntima, para la pedagogía de los cambios necesarios en cualquier orden, etc. Tampoco sorprende que el autor con361
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