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REDC 63 6 (2006) 6 305-331
LA RELIGIOSIDAD POPULAR, ASPECTOS ANTROPOLÓGICOS, PASTORALES Y CANÓNICOS
La piedad popular se refiere a las diversas manifestaciones cultuales, de carácter privado o comunitario, que en el ámbito de la fe cristiana se expresan principalmente, no con los modos de la sagrada Liturgia, sino con las formas peculiares derivadas del genio de un pueblo o de una etnia y de su cultura. Por ello no solamente es objeto de evangelización, sino que, en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo 1.
1.
ACTUALIDAD
DEL TEMA
La religiosidad popular es un tema de perenne actualidad pues ésta ha acompañado a los hombres desde los orígenes. Lo recordaba en varios momentos el Concilio cuando afirmaba que la vida espiritual de la Iglesia no se agotaba en la participación en la liturgia, aunque ésta sea el culmen y la fuente2. La misma Conferencia Episcopal Española, consciente de la importancia del tema, ha querido señalarlo como un medio válido para la evangelización en el momento actual3.
1 Cf. CELAM, Documento de Puebla (1975), 450. 2 SC 10. 11 y 13: Se recomiendan encarecidamente los ejercicios piadosos del pueblo cristiano, con tal que sean conformes a las leyes y a las normas de la Iglesia, en particular si se hacen por mandato de la Sede Apostólica. Gozan también de una dignidad especial las prácticas religiosas de las Iglesias particulares que se celebran por mandato de los Obispos, a tenor de las costumbres o de los libros legítimamente aprobados. Ahora bien, es preciso que estos mismos ejercicios se organicen teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos, de modo que vayan de acuerdo con la sagrada Liturgia, en cierto modo deriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la liturgia, por su naturaleza, está muy por encima de ellos. 3 CEL-CEE, Plan de Acción Pastoral de la Comisión Episcopal de Liturgia, Trienio 20022005, Objetivo 4: Impulsar la piedad popular, culto verdadero al Padre por Nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo, como medio válido para la nueva evangelización y enriquecimiento de la adecuada creatividad litúrgica.
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