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BECENSIONES
fico, el discurso teológico, que no constituye una excepción, parte siempre del evangelio vivo para retornar al mismo. Además de presentarse como Teología, el libro se nos presenta como una Teok)gia moral. El adjetivo apunta, sin duda al obrar del cristiano, en las motivaciones que Io apoyan, en los criterios de evaluación y de opción sobre los que se funda, en los fines que Io orientan, en los recursos existenciales de fe, donde bebe sus energías. Es cierto que toda teología, aun Ia dogmática, implica siempre un discurso sobre «Dios para nosotros y con nosotros». La implicación «dogmático-moral» es cada vez más evidente, tanto si se atiende a los contenidos, como a las fuentes y el método. «Toda dogmática reclama una ética», como ha escrito R. Mehl, puesto que una verdad eterna no es verdad sino a condición de que nos permita responder a las cuestiones concretísimas de nuestra existencia actual, como observa Paul TiUich. De ahí deduce obviamente nuestro autor el vínculo íntimo que debe establecerse entre Ia teoría y Ia praxis, entre Ia Dogmática y Ia Moral. Si se ha de hacer una distinción, podría formularse diciendo que Ia Moral se distingue de Ia Dogmática por sus «miras y finalidades que son prácticas, o bien por su perspectiva, que debe esclarecer y motivar Ia praxis» (p. 13). El libro se presenta en fin como una Teología Moral Fundamental. En un sentido esto significa que se trata de dilucidar los rasgos esenciales del obrar cristiano considerado en sus finalidades específicas, sus fuentes, sus valores, sus motivaciones, las energías que habitan en el cristiano y Io configuran. Pero en otro sentido, hablar de Teología Moral Fundamental es hablar del fundamento de Ia moral, es decir, del principio supremo en torno al cual o a partir del cual se ordena el conjunto de los valores del comportamiento cristiano. El autor considera que para marcar los grandes ejes de una Moral Fundamental podría escogerse cuatro grupos de categorías : a) las categorías de Ia vida teologal : Ia racionalidad humana y Ia fe cristiana; las esperanzas humanas y Ia esperanza cristiana; Ia justicia terrestre y Ia caridad cristiana; b) las categorías de Ia vida sacramental con especial insistencia en Ia existencia pascual bautismal y en Ia reconciliación cristiana en los conflictos de Ia existencia (eucaristía); c) Ia categoría de Ia conciencia, especialmente Ia responsabilidad, Ia autonomía y Ia teonomía del juicio de conciencia; d) las categorías de una teología de Ia Alianza, con especial referencia a Ia ley moral y al alcance de Ia salvación y Ia liberación. Desde estas perspectivas fundamentales, Ia obra de René Simon aborda una serie de problemas que están siendo especialmente debatidos en nuestros días en los terrenos de Ia Teología Moral. El primer problema sería el de las reducciones ateas de Ia moral cristiana, con especial énfasis en el sistema marxista y el sistema freudiano, que llevan a Ia moral cristiana e interrogarse seriamente sobre sus fundamentos, así como sobre las modalidades de su funcionamiento. El segundo problema se refiere a Ia pregunta sobre Ia naturaleza y carácter específico de Ia ética cristiana, es decir sobre el obrar cristiano, por una parte, y sobre Ia reflexión teológica que elabora su estatuto y su estructura, por otra. La respuesta a esta cuestión se sitúa en Ia consideración del designio unitario de Dios, Creador y Redentor en Jesucristo, subrayando Ia necesidad de un concepto sintético de salvación. El autor se apoya explícitamente en Ia concepción unitaria elaborada por K. Rahner para sacar de ella sus consecuencias éticas: que Ia actividad terrestre del hombre, en su misma autonomía y secularidad, constituye para el hombre
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