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REFLEXION SOBRE LAS NORMAS MORALES
En su obra Opiniones de un payaso, Heinrich BoU, el premio Nobel de Literatura de 1972, parece querer encarnarse en Schnier, el payaso que pasa por Ia vida, senciUo e irónico a te vez, buscando un amor y fustigando a los católicos por su superficialidad, por su espantosa ceguera ante las profundas consecuencias morales que sus creencias deberían exigirles. Le molesta Ia seguridad que en sus principios morales depositan los católicos, su continua apelación a una inmutable ley natural, así como su celo apologético que pretende aprovechar tanto las grandezas como las debilidades de su Iglesia. Cuando Marie Ie abandone para ir a Roma con su nuevo amante, el pobre payaso, ante otra de las ironías de Sommerwild, comenta desmayada y duramente:
«Casi todos los católicos cultos tienen este rasgo en común: o se acurrucan tras su muralla protectora constituida por los dogmas, o lanzan a su alrededor sus principios montados a base de dogmas, pero cuando se les hace confrontar en serio sus "inconcusas verdades" sonríen y se remiten a Ia "naturaleza humana". Si es necesario muestran una sonrisa burlona como si acabaran de ver al Papa y éste les hubiera transmitido un poco de infalibilidad» *.
Los tiempos y las circunstancias han ido cambiando, sin duda. Las seguridades dogmáticas de otros tiempos se han abierto en Ia búsqueda, ansiosa y esperanzada, de nuevos caminos de intelección de Ia verdad. Y los inmutables postulados morales, basados en Ia piedra madre de una sólida -ley natural», han abierto sus muros a los ventanucos por los que el hombre atisba Ia situación concreta. Muy lejos de querer mostrar una «obstinada simpatía» por Ia
1 H. BoIl, Opiniones de un payaso (Barcelona 1872) 128.
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