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DIOS EN CRISTO. SENTIDO DE LA MEDIACIÓN CRISTOLÓGICA PARA NUESTRO ENCUENTRO CON DIOS La historia humana podría ser leída toda ella como una larga y dificultosa marcha de los hombres a Ia búsqueda de Dios, a Ia zaga de Dios, a tientas con Dios, como quien estando cercano no se deja sin embargo encontrar, y como quien siéndonos interior a nosotros mismos no se deja apresar en nuestra interioridad. Pero esa misma historia puede ser leída a Ia vez como Ia larga y sinuosa tentativa de Dios saliendo a Ia búsqueda del hombre, a Ia monstración, y casi diríamos a Ia tentación del hombre, para que Ie reconozca, y reconociéndole a él se conozca a sí mismo '. Ese doble movimiento, que se extiende desde el inicio de Ia existencia humana, y que perdurará con ella hasta su extinción, ha tenido un punto de convergencia, punto luminoso que nos ha hecho posible leer todo Io anterior como fase propedéutica y todo Io subsiguiente como fase de consumación. A ese punto luminoso de Ia historia en que Ia marcha anhelosa del hombre hacia Dios y Ia revelación oblativa de Dios al hombre han coincidido en su máxima expresión personal por ambos lados, Ie llamamos Jesús de Nazareth. Y en su calidad de tal punto luminoso, como resultado de ese insospechable y trascendental encuentro del hombre con Dios, Ie confesamos Cristo, porque en él hemos encontrado salvación, es decir, hemos encontrado a Dios. Al confesar que en Cristo hemos encontrado a Dios, los cristianos estamos afirmando al tiempo que Dios no es objeto de experien1 Hechos 17, 27 (buscar-palpar-encontrar). Lucas juega aquí con unos términos que son un topo de Ia literatura religiosa universal, y que encontramos tanto en el AT (Is. 55, 6) como en Ia filosofía contemporánea. Cf. E. E. Haenchen, Die Apostelgeschichte... 461, n. 5. "Das hier gemeinte Suchen ist dann aber nicht ein verstandesmässiges Aufsuchen und wissenschaftliches Untersuchen wie in der Philosophie der neutestamentlichen Zeit, sondern eine Sache des Willens, der Dankbarkeit und der Ehrfurcht, das Verlangen des ganzen Menschen nach Gott, den er eben braucht zum Leben wie Luft und Wasser und Brot. Solches Gottsuchen ist aber ein durchaus biblischer Gedanke (VgL 15, 17 = Am. 9, 12; Röm. 3, 1 = Ps. 14, 2; 53, 3; Röm. 10, 20 = Is. 65, 1); es ist der Sinn des menschlichen Seins". G. Stählin, Die Apostelgeschichte NTD (Göttingen 1962) 235.
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