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CRONICA
Lisboa y fátima, sede de dos congresos mariológicos internacionales
I.—PRESENTACION En los días 2-8 y 9-13 de agosto (1967) se celebraron en Lisboa y en Fátima respectivamente dos congresos internacionales de mariologia: el V Congreso Mariológico Internacional y el XII Congreso Internacional Mariano, La organización corrió a cargo de Ia Pontificia Academia Mariana Internacional de Roma, que preside el Rvdmo. P. Carlos Balic, O.F.M., con Ia colaboración eficaz de Ia Junta Nacional Portuguesa para los Congresos, presidida por el Excmo. y Rvdmo. señor doctor don Domingo de Pinho Brandao, obispo auxiliar de Leiría. La celebración de ambos congresos, después de Ia visita de S. S. Paulo VI a Fátima (13 de mayo, 1967), representa Ia culminación de los actos científicoculturales y religiosos, organizados con motivo del cincuenta aniversario de las apariciones de Nuestra Señora en Cova de Iría. A su vez, estos congresos son un testimonio inequívoco y fehaciente, rubricado por el sello del más universal ecumenismo, de Ia irradiación espiritual, desbordada e incontenible en esta fecha memorable, del mensaje de Ia Virgen María a través de sus apariciones; testimonio también de Ia fuerza interior de penetración y difusión de Ia doctrina mariana del Concilio Vaticano II y de uno de los temas claramente resueltos, con sobriedad y equilibrio, en el capítulo VIII de Ia Constitución Lumen Gentium-. el tema del culto debido a Ia Madre de Dios. Ambos congresos fueron celebrados en un marco excepcional y en un ambiente incomparable, que aseguraban de antemano el éxito y un felicísimo resultado. Y esto, tanto bajo el punto de vista puramente eclesiástico y religioso, como en el aspecto social y humano. En el primer aspecto, las líneas del recuadro en su totalidad, en sentido vertical y horizontal, estuvieron marcadas por una circunstancia única: el hecho de Fátima, como acontecimiento espiritual, religioso y cultual en Ia vida de Ia Iglesia y en el desarrollo y vivencia de Ia historia de Ia salvación. Fátima, como Lourdes, significa presencia de María, se percibe allí el calor de su cercanía y proximidad, de su indistancia con el creyente. Todos los participantes en ambos congresos pudieron experimentar muy al vivo Ia influencia y Ia fuerza de una fe inquebrantable, sin fisuras ni estridencias, de Ia que fueron auténtico testimonio. Fue un suceso para admirarse. La jerarquía de Ia Iglesia, Emmos. Cardenales, Arzobispos,
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