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NEMESHEGYi, PETER, S. J., La Paternité de Dieu chez Origène. Bibliothèque de Théologie. Serie TV. Histoire de Ia Théologie sous Ia direction de Mgr. G. Joussard, M. Bichard, R. Aubet VoI. 2. Paris-Tournai, Desclée & C.", 1960. toperdonable atrevimiento pudiera parecer el intento de una interpretación nueva y original en un autor de Ia talte de Orígenes. La pretensión, una vez leído el libro, queda plenamente justificada. Los mejores especialistas del Doctor Alejandrino han de modificar sus puntos de enfoque al compás de las daquisiciones logradas por Nimeshegyi. La idea de Thomasius de un Dios independiente, único, bueno, justo, queda incorporada a Ia idea central de Ia Paternidad divina, a Ia que es fácil sumar Ia intuición medular de Ia providencia de Koch y Daniélou, así como Ia doctrina de Völker sobre Ia espiritualidad, clave del mundo origenista. El temario de Nemeshegyi es de una belleza fascinadora. E3 Dios de Orígenes es, sí, un Dios trascendente, espiritual, eterno. Señor absoluto de cuanto existe, alienta, siente y piensa. Su ser es bondad. Ser supremo y bondad infinita. Con todo, su bondad transcendente Ie lleva a comunicar su ser fontal al Unigénito. Por Ia posesión activa de Ia bondad paternal el Hijo es imagen perfecta del Padre, esencia de esencia, luz de luz La plenitud del Padre en el Hijo es generación eterna del Verbo. Reflejo pálido de Ia bondad paternal de Dios son los seres todos de Ia creación. Sl un día los espíritus rebeldes abandonan Ia casa paterna en busca de libertad y placeres, no qüeda agotada Ia bondad fontal en Dios. En permite Ia caída de sus hijos por razones pedagógicas. Así tendrán los infieles experiencia amarga de su indigencia extrema, de su condición angustiosa y del mal, en su crudeza. EH mundo es, para Orígenes, un inmenso gimnasio donde el Padre educa a sus hijos rebeldes. Sufrimientos y dolores, sirven, sin violencia, a Ia bondad paternal de Dios para conducir al redil los descarriados. La Encarnación del Unigénito es Ia obra grandiosa de Ia filantropía divina. El hombre unido a Dios para salvar a los hijos del pecado. El bautismo señala el principio de nuestra filiaoión adoptiva y Ia plenitud llega al vértice cuando nuestra semejanza al Hljo sea perfecta. Entonces seremos admitidos en Ia familia de Ia Santísima Trinidad. Esta es, en statesis ceñida, Ia tesis de este libro incomparable, eco de Ia predicación de Cristo sobre Ia paternidad de Dios y del precepto del amor, que deja huella profunda en el corazón bien nacido de Orígenes. La frase es de Miura^3tange : "Der tiefste Eindruck des Orígenes vom Christentum: das Liebergebot Jesu", Al finalizar Ia lectura de esta obra queda el lector convencido de que Ia paternidad divina es Ia clave maestra de toda Ia inmensa producción literaria de Orígenes. Su Dios, es un Dios de Bondad. Esta idea explica Ia fulgente epifanía de Ia Trinidad, Ia creación cósmica, Ia formación del primer hombre, imagen imperfecta de Dios, Ia pedagogía paternal del Señor, cuyo punto culminante es Ia Redención de los hijos. Paternidad que alienta vigorosa Ia esperanza de Ia apocatástasis final. El excursus sobre el eterno retorno es una lección magistral de exégesis, donde se nos explica a Origenes «desde Orígenes». No compartimos con el autor el que Agustín parece olvidar que el abismo divino sea un abismo de bondad. Contra esta afirmación marginal clama Ia sentencia agustiniana : "QuIa Deus bonus est, nos sumus". Luis Arias, O. S. A. «Salmanticensis», 8 (1961).
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