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REDC 58 (2001) 577-6l6
LOS MOVIMIENTOS ECLESIALES EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI
La vitalidad y Ia expansión de las nuevas formas asociativas en el panorama eclesial, con sus características y finalidades propias de su carisma originario, plantean Ia dificultad de un lenguaje y una reflexión teológica-canónica adaptada a Ia novedad y a Ia originalidad de los movimientos. Problema que a veces se agudiza en el momento de su inserción en las estructuras eclesiales. En las últimas décadas asistimos al desarrollo y al crecimiento de los movimientos eclesiales con una gran fuerza misionera y un claro influjo apostólico, en los cuales sus miembros buscan Ia perfección de Ia caridad en un seguimiento radical a Cristo desde los consejos evangélicos. Ahora bien, ¿los fieles laicos y clérigos pueden asumir los consejos evangélicos sin reconocimiento oficial de Ia Iglesia? ¿Cuál es el sentido y el significado de Ia asunción de los consejos evangélicos en estas asociaciones? Estos fieles generalmente no quieren que Ia asociación se convierta en un instituto de vida consagrada, deseando conservar plenamente su condición laical o clerical. De estas asociaciones trata el magisterio pontificio en las tres exhortaciones apostólicas que contienen las diversas formas de vida eclesiales: Christifideles laici (1988), Pastores dabo vobis (1992) y Vita consecrata (1996). Así el papa Juan Pablo II, en Ia exhortación apostólica Vita consecrata, en su n. 62, afirma:
«El Espíritu, que en diversos momentos de Ia historia ha suscitado numerosas formas de vida consagrada, no cesa de asistir a Ia Iglesia, bien alentando en los Institutos ya existentes el compromiso de Ia renovación en fidelidad al carisma original, bien distribuyendo nuevos carismas a hombres y mujeres de nuestro tiempo, para que den vida a instituciones que respondan a los retos del presente. Un signo de esta intervención divina son las llamadas nuevasfundaciones, con características en cierto modo originales respecto a las tradicionales. La originalidad de las nuevas comunidades consiste frecuentemente en el hecho de que se trata de grupos compuestos de hombres y mujeres, de clérigos y laicos, de casados y célibes, que siguen un estilo particular de vida, a veces inspirado en una u otra forma tradicional, o adaptado a las exigencias de Ia sociedad de hoy-.
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