|
lN MEMORiAM: HENRY WAGNON
Murió el 15 de julio de 1983. Una serie de circunstancias hacen que el recuerdo que Ie dedicamos en nuestra Revista sea bien tardío, pero eso no quita para que sea también muy sentido, pues se trataba de un gran canonista y un excelente amigo. Había nacido el 21 de abril de 1906 en Mouscron, diócesis de Tournai. Recibida su ordenación sacerdotal en 19291 fue enviado a Ia Facultad de Derecho canónico de Lovaina para completar su formación. Tuvo Ia suerte de tener como director de su tesis doctoral y de Ia de magisterio a Van Hove. La primera, que terminó en 1933, llevaba por título: La condition internationale de l'Eglise catholique et du Saint Siège. La segunda, que le llevó dos años de encarnizado trabajo, pese a Io mucho que pudo utilizar de Ia primera, había de convertirse en un libro clásico, no sólo entre canonistas y teólogos, sino también en el ámbito, mucho más restringido y difícil de los internacionalistas. Nos estamos refiriendo a: Concordats et droit international. Fondement, elaboration, valeur et cessation du droit concordataire. Un libro renovador, que vino a superar, llevándolas a otro terreno, las viejas discusiones de los canonistas sobre Ia teoría de los privilegios, sean del Estado o de Ia Iglesia. Sus tesis Ie marcaron profundamente, y toda su vida continuará interesándose por cuestiones de Derecho público, aunque nunca Io cultivara con carácter exclusivo. Explicó y trabajó también Ia historia eclesiástica. Yse mantuvo en contacto con Ia vida práctica, después de su estancia en Roma durante seis meses, en 1936, con diversos cargos en tribunales eclesiásticos, en los que incluso llegó a actuar algunas veces, con maestría, de abogado en causas matrimoniales. Su historia académica, iniciada en el Seminario Mayor de Tournai, se vincula a Lovaina, donde tiene a su cargo diferentes cátedras, en las que explica con seriedad y claridad notables. Lástima que una cierta timidez hiciera que gran parte de sus tratados didácticos quedasen policopiados. A ello contribuía también su gran modestia. Profesor de Lovaina fue hasta su jubilación en 1976, fecha en que un buen número de colegas y amigos Ie ofrecieron un volumen de estudios científicos de gran categoría. Estuvo presente en Ia fundación de Ia Revue Théologique de Lowain y fue miembro de su Consejo de redacción. Digno de recordarse también su papel como iniciador en Ia investigación, del que son prueba, innumerables tesinas de licenciatura, diecinueve tesis de doctorado y una de magisterio, además de Ia respuesta dada generosamente a las cuestiones que Ie planteaban alumnos y colegas. Fue varias veces Decano de Ia Facultad, a Ia que se esforzó por abrir nuevas perspectivas. Suyas son, o por Io menos recibieron su decisivo apoyo, diversas iniciativas: Ia implantación del estudio del Derecho concordatario y del de las Iglesias orientales, y Ia reorganización, en fraternal acuerdo con Ia Facultad de París, de Ia Facultad lovaniense, tras el doloroso episodio de Ia "partición" lingüística. Lo que llevó consigo Ia dura tarea de obtener una biblioteca adecuada, a Ia que consagró muchos esfuerzos.
|