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MATRIMONIO VICIADO POR MIEDO
I
INTRODUCCIÓN Hay en el hombre un instinto de conservación individual. Y este instinto en su forma defensiva, es el origen de Ia emoción que llamamos miedo l. No tiene miedo quien quiere. Si se pudiese tener miedo a voluntad, o dicho de otro modo, mediante Ia razón, eso no sería ya miedo2. Es decir, el hombre, siente miedo porque es libre. En este sentido el miedo es el precio de su libertad. El miedo en un sentido fuerte y propio, es estado emocional provocado por Ia representación de un mal grave e inminente. En sentido débil y por extensión, miedo es sólo aprensión, a veces leve, de algo que querríamos evitar. Como cuando decimos tengo miedo de que llueva. Hay en el miedo una nota peculiar, que aparece cuando Io contrastamos con Ia angustia. Porque «la angustia se distingue del temor, en que el temor es temor a los seres del mundo, y Ia angustia es angustia ante mí. El vértigo es angustia en Ia medida en que temo, no caer en el precipicio, sino arrojarme en él», ha dicho J. P. Sartre3. Y si dijimos que el miedo era el precio de Ia libertad, ahora habría que decir, con Maritain, que Ia angustia es el precio de Ia subjetividad *. El miedo puede afectar a todas las manifestaciones de Ia vida del hombre. Manifestaciones de su actividad libre y consciente. También, por consiguiente, al acotado campo de su actividad jurídica, que es con mucha frecuencia actividad negocial, entendida, en un sentido amplio, como «declaración de voluntad del particular dirigida a un fin protegido por el ordenamiento» (Ruggiero). Y entonces, Ia intimación que produce el miedo, aparece como Ia «amenaza contraria a derecho empleada por una persona para determinar a otra a emitir una declaración de voluntad». El miedo aparece así en este campo negocial como un miedo, no en sentido débil, sino en un sentido fuerte, que disminuye Ia libertad (en derecho
1 TH. RiBOT: Psychol. des set., 215. Cit. por PAÚL FouRQUiÉ: Diccionario del Lenguaje Filosófico, Barcelona l%7, voces "Miedo" y "Angustia". 2 ALAiN, en Textes ch., por A. ÜERVET, I, 125. 3 J. P. SATRE: L'être et Ie néant, 66. 4 J. MARITAIN: Court tr. de l'exist..., 232.
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