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NECROLOG1CA : EL P. GOMMARO MICHIELS El martes, 27 de julio del corriente año, moría en el convento de Herentals (Bélgica) donde desde hace unos quince años se había recogido para dedicarse plenamente al trabajo, el insigne canonista P. Gommaro Michiels, tan querido para todos los juristas eclesiásticos españoles con quienes había colaborado fraternalmente, asistiendo a la IV, VI y IX Semanas de Derecho canónico celebradas respectivamente en Montserrat, Vitoria y El Escorial. Dejó, con estos contactos personales el más grato recuerdo en todos los que le tratamos. Ahora un infarto de miocardio ha venido a quebrar el hilo de su existencia y poner término a su laboriosidad realmente infatigable. Nacido en Booischot, entre la numerosa población flamenca de Bélgica, el 15 de mayo de 1890, vistió el hábito capuchino en Edingen el 17 de setiembre de 1907 y fue ordenado sacerdote el 6 de junio de 1914. Pasó a Roma, en cuya Universidad Gregoriana consiguió, con voto unánime el doctorado en Derecho canónico en 1920. Su preparación y su singular intuición jurídica hicieron que la misma semana en que había obtenido el doctorado fuese nombrado profesor de la Universidad Católica de Dublin (Polonia) donde fue cofundador de la Facultad de Derecho y donde enseñó durante quince años (1920-1935), siendo dos veces elegido Decano de la misma Facultad (1924-1928; 1931-1935). En este último año, en 1935 tuvo que dejar Dublin a causa de una enfermedad, y la Universidad le concedió el título de "professor honorarius", guardando después el recuerdo de su enseñanza hasta el punto de conferirle en 1958, con motivo del Centenario de la Universidad el doctorado en Teología "honoris causa". Restablecido de su enfermedad en su patria, emprendió con nuevo brío sus estudios. En 1938 el P. Agustín Gemelli, OFM, le ofreció la cátedra de Derecho canónico que iba a crearse en la Universidad católica de Milán. Pero Michiels, a quien al mismo tiempo se le había- ofrecido otra en el Ateneo Lateranense optó por esta última. Desgraciadamente pudo regentarla poco tiempo (1938-1940) porque Sobrevino la guerra que le obligó a regresar a Bélgica para compartir los sufrimientos de su propio pueblo. De 1940 a 1943 fue elegido provincial de los capuchinos, en circunstancias totalmente extraordinarias, y teniendo que hacer frente a problemas particularmente arduos y difíciles. Al terminar la guerra se le hicieron diferentes ofrecimientos entre los cuales eligió la Universidad Laval de Quebec, donde fue profesor ordinario desde 1945 a 1949.
En este punto de su vida, cuando tenía sesenta años, optó por retirarse a la serena paz de Herentals para volver a repasar toda su obra bibliográfica, rehacer sus publicaciones y completarlos. Allí acudían consultas de todo el mundo. Y allí le llegó, entre otras distinciones, el nombramiento de "Professor consociatus ad vitam" en 1959 que era una invitación discreta a reanudar su enseñanza en el Ateneo Lateranense, a pesar de sus setenta años de edad. Cediendo así a las instancias del Rector Magnifico Monseñor Piolanti, reanudó sus explicaciones acudiendo todos los años durante el primer trimestre a Roma, donde explicaba veinticinco lecciones de "quaestiones juri-
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