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SACERDOCIO E IMPERIO
EN LOS SIGLOS XII Y XIII A propósito del libro del P. CASTILLO LARA, S. D. B. "COACCION ECLESIASTICA Y SACRO ROMANO IMPERIO"
1.—Interés político de la Historia
Los pueblos como los individuos tienen días de luz y días de sombra. En sus crisis el hombre prudente acude a la experiencia de los viejos. El consejero de los pueblos es la Historia por algo la llamaban los antiguos "magistra vitae". Todos los pueblos cultos tienen su historia. Y este acudir al pasado es tan real en la Humanidad, que la ciencia histórica nace y tiene sus mejores días precisamente en las grande crisis de las naciones. Nunca como entonces se siente la necesidad de "escarmentar en cabeza ajena". Cuando en la escalada se llega a lo desconocido, es necesaria la presencia del guía. Siempre que el progreso coloca al hombre en una cumbre virgen, el timonel de la. sociedad tiene necesidad del historiador. En este movimiento pendular "pasado-futuro" consiste el magisterio de la Historia. Podrá variar la dirección inicial: "El historiador clásico se pregunta: "¿Cómo ha sucedido?". El historiador moderno: "¿Cómo iremos adelante ?'". Uno y otro, sin embargo, siguen el mismo ritmo. El historiador ha de ser un erudito y un vidente, un sabio y un orientador : un educador. Ha de escudriñar en el cañamazo de la historia humana los hilos invisibles, que puedan sustentar el paisaje del futuro. Ha de conocer la trama para adivinar' la solución. De ahí la necesidad de una crítica severa y objetiva, que fije con la mayor precisión posible, los estadios primeros a examinar, y el recurrir cada vez más frecuente a la génesis y desarrollo de la misma vida interna de las instituciones para la interpretación adecuada del
El sentido de la Historia, Madrid, 1956, p. 32 s. no somos deterministas. Por más que los ciclos históricos tengan su eco y la " curva del tiempo alcance límites parejos, siempre quedará a salvo, en el trazo del porvenir, el designio divino en juego misterioso con la libertad del hombre.
I KARL LbwITH,
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2 "Adivinar"
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