|
RESEÑA JURIDICO-CANONICA
ACTIVIDAD DE LA SECRETARIA DE ESTADO Abatido inicuamente por el Tratado de Westfalia el principio hasta entonces dominante de Ia teocracia, que otros prefieren llamar de Ia hierocracia, horas de preocupación y aun de angustia sonaron entonces para Ia Iglesia católica y, aún más en concreto, para su órgano más representativo, Ia Santa Sede. Y esto no precisamente en cuanto Estado, que aun habría de sobrevivir por muchos años, hasta que no comenzasen a soplar, a Io largo de Ia Península itálica, los vientos de Ia libertad y del nacionalismo, sino en cuanto depositaria de las supremas e indiscutibles verdades sobrenaturales, que su divino Fundador Ie había encomendado en su doble misión apologética y evangélica. •Cualquier otro imperio sin duda alguna hubiera sucumbido a tan rudo golpe, dando un más o menos honroso paso a otros imperios y hegemonías, como Ia Historia nos demuestra que Io hicieron otros muchos Estados. La Santa Sede, sin embargo, una vez más supo encontrarse a sí misma y desde entonces comenzó una nueva política, que a Io largo de los siglos, densos de acontecimientos—en el nuestro, primero el Tratado de Letrán y últimamente el firmado con nuestra Patria—, Ie aseguró sobre bases aun más sólidas que las de un imperio temporal Ia posición necesaria para llevar a cabo libremente su actividad evangelizadora. De ahí Ia intensificación de su política concordataria, precedida y preparada hábilmente por Ia diplomacia, que aun antes del Código hoy día vigente lograba concluir más de un centenar de Convenciones internacionales—unas ciento treinta y tantas, como dicen los autores—que aseguraban a Ia Iglesia católica no sólo Ia autoridad docente y vigilante que Ie compete, sino que también el éxito de su actividad social y religiosa en todo el mundo. El actual Pontificado de Su Santidad Pío XII, formado providencialmente, primero, en los departamentos de Ia Secretaría de Esíado y más adelante en noble lid con los personajes más representativos del fenecido HI Reich germánico, tuvo el imponderable acierto de orientar su actividad con notable preferencia hacia ese campo diplomático-concordatario, en el que Ia Santa Sede ha conseguido en nuestros tiempos una hegemonía espiritual, quisiéramos decir un caudillaje, muy superior al temporal, del que gozó en otros tiempos.
— 639 —
|