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De Sensibus: Ia visión en Teofrasto y Lucrecio
INTRODUCCIÓN
De los noventa y un párrafos del De Sensibus de Teofrastro, dedica el autor cuarenta y uno, es decir, casi Ia mitad de texto, a refutar las teorías de sus predecesores sobre las sensaciones y los sensibles. De tal guisa Teofrasto pasa revista a Ia teoría de las sensaciones en Parménides, Platón, Empédocles, Alcmeón, Anaxágoras, Clidemo, Diógenes de Apolonia y Demócrito, siguiendo su mismo orden. Y seguidamente pasa Teofrasto a exponer y censurar Ia teoría de los sensibles en Demócrito y en Platón. Entiende Platón por los sensibles aquellos estímulos capaces de producir alguna sensación, definición que cae dentro de una visión psicológica del problema. Pero Teofrasto por sensibles entiende más bien, los efectos que un cuerpo puede producir sobre otro, Io cual es ciertamente un cambio importante, hilo conductor hacia los simulacros de Lucrecio, reaprovechando Ia teoría de Empédocles sobre los efluvios emanados por los cuerpos. Al hablar de los sensibles sigue Teofrasto el orden establecido por Platón: Io caliente y Io frío, Io duro y Io blando, Io pesado y Io ligero, Io rugoso y Io liso, Io placentero y Io doloroso. Pasa después a tratar sobre algunos sensibles especiales que se producen en determinadas partes del cuerpo: gusto, olfato, oído, vista. Éstos cuatro son precisamente las únicas sensaciones admitidas como reales por Lucrecio en su poema De Rerum Natura, principal obra latina sobre Ia física atómica. Y por «reales» Lucrecio entiende como producidas mediante una cierta comunicación material. Como es sabido, para expli-
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