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BIBLIOGRAFIA
GRIEGO Aristote, Météoroìaglques, vol. I (Livres I et II), vol. II (Livres III et IV), texte établit et traduit par Pierre Louis, Paris (Les Belles Lettres) 1982, 121 y 160 pp. La obra de Aristóteles denominada Metereológicos, en cuatro libros, es de las más curiosas dentro del Corpus aristotélico, por su forma y por su contenido. «Aborda temas tan variados como Ia astronomía, geografía, física, geometría, óptica, geología, sismología, vulcanología, química e incluso Ia metereología en el sentido moderno de Ia palabra, es decir Ia previsión del tiempo» (p. VII). De los cuatro libros de que consta el tratado, tan sólo se ha venido discutiendo seriamente Ia autentiicdad del cuarto. P. Louis, por su parte, Io considera redactado por Aristóteles y que forma parte de los metereológicos, siendo su conclusión lógica. Al abordar el filósofo al final los minerales, preparaba Ia transición a los tratados biológcos que tenía ya en perspectiva. Para su redacción Aristóteles debió utilizar las notas que había tomado en los cursos seguidos en Ia Academia de Platón (p. XVII). De esta manera se hace justicia a Ia opinión tradicional, que Io coloca después de los otros tres, y se reconoce sus diferencias de estilo y de contenido respecto a ellos, más concienzudamente elaborados. Curiosamente es el tratado más fácil de fechar por los datos que en él mismo aparecen. Es posterior al De Caek> y anterior al De partibus animalium, pudiéndose dar como fecha el 330 a.C. Aclarados convincentemente estos problemas, el autor expone brevemente Ia concepción aristotélica del mundo supuesta en este tratado. Se basa en Ia doctrina de los cinco elementos. Todos los fenómenos descritos en los tres primeros libros se explican con Ia teoría de Ia doble exhalación, húmeda y seca, producidas por Ia influencia del calor del sol. En su exposición, Aristóteles distingue cuatro partes, que no corresponden a Ia división en libros. En los tres primeros se abordan los fenómenos secos de Ia parte alta de Ia atmósfera (estrellas fugaces, cometas, Vía Láctea); fenómenos húmedos de las nubes (lluvia, bruma, nieve); fenómenos de Ia tierra y el mar (vientos, seísmos, rayo). En el libro cuarto se aborda un tema que parece que no tiene nada que ver con el contenido general del tratado: Ia formación de las rocas y de los metales. P. Louis analiza brevemente las fuentes citadas directamente por Aristóteles y otras que ha podido utilizar aunque no Io diga (pp. XXXVXXXIX). Sin embargo, muchas de las opiniones expuestas por el Esta^irita proceden de su experiencia personal. Es Io lógico, puesto que estudia fenómenos que todo el mundo puede observar.
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