|
Idealismo y realismo en Platón
No hay persona de mediana cultura que, al oír el nombre de Platón, no Io asocie de algún modo con Ia expresión -Idealismo». El alejamiento de Ia realidad, Ia orientación a un lejano mundo inalcanzable, el viraje total hacia Ia eternidad parecen ser exclusivas apelaciones platónicas. Para nosotros, hombres modernos, con un nuevo y vivo sentido hacia Io real, esa expresión «Idealismo», con sus asimiladas sugerencias, nos es altamente sospechoso y alienante. Nuestro propósito es discutir con el Platón idealista. Por supuesto, Ia tesis más radical de Platón consiste en una negación. Y ésta puede formularse en el tenor siguiente: el mundo que día y noche nos rodea, el mundo que vemos, oímos y palpamos, y que además percibimos con nuestros órganos sensoriales, no es el mundo real. Nuestros sentidos nos engañan, porque nuestro mundo es un mundo de apariencias. Esta tesis, cuyas consecuencias pueden ser enormes, provocan indignación contra Platón, más que nunca en el tiempo nuestro, que proclama, como última y definitiva verdad, ser sólo real Io que nuestras manos tocan. Como es obvio —dentro de Io que consideramos una lamentable evolución filosófica—, se tacha a Platón de no ser realista, a su Filosofía de mero Idealismo, pura utopía que nada o poco tiene que ver con el mundo y Ia vida, tal como éstos son realmente. Pero, frente a esta supuesta tesis y sus consecuencias, el paciente y constante lector de Platón siente aumentar en su espíritu una creciente sorpresa. Centenares de páginas en nuestra lectura de los Diálogos de ese Platón idea¿isía demuestran hasta qué punto fue Platón observador
77
|