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La a*oiww de Solón y el ostracismo
M.» C. GlNER SORIA
El ambiente político y social de Ia Atenas del s. vil en su giro al vi era, como es sabido, campo propicio para Ia instauración de una tiranía. La fallida intentona de Cilón no había encontrado todavía el apoyo suficiente del 8i^oc y Ias poderosas familias aristocráticas restablecieron Ia continuidad de Ia situación. Probablemente casi contemporánea, Ia codificación draconiana sólo había coartado de algún modo las arbitrariedades legales. A Ia angustia económica del pequeño campesino, de las clases menos privilegiadas, afectadas cruelmente por el sistema habitual del pago de deudas, se unían sin duda otras señales de impaciencia e inquietud crecientes. Con Ia elección de Solón en Ia primera década del s. vi como mediador dotado de poderes extraordinarios, se frenó, de momento, una efervescencia que auguraba otras soluciones '. Si bien no satisfizo enteramente todas las pretensiones, quizá por esto mismo se encontró en una posición privilegiada de poder, con las mayores posibilidades para convertirse en tirano2. Que él tenía plena conciencia de su situación, que rehusó paladinamente las tentaciones de detentar el mando único, nos Io dicen sus propias palabras en diversas ocasiones3,4,5, especialmente en los tetrámetros a Foco. Bastaba hacer alguna importante concesión al sector más fuerte o más nume1 PLUTARCO, Solón, 13, 2. El sentir general era que Ia situación diíícUmente tendría otra salida que Ia tiranía: xal ^ovoc 5v i&óxet xaTctOT^vat xal *auaaoftai T
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