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Origen y consdtución del "eursus" rítmico
En los primeros siglos del cristianismo, tanto en el latín de los paganos, como en el de los cristianos, se advierte una modalidad que con el tiempo se llamó el cursus ritmico, o ritmo leonino, como si este modo de escribir dependiera de San León. Cierto que este Pontífice Romano se vio inmerso en Ia nueva manera de clausular, como se advierte, por referirnos a un solo pasaje, en sus perífrasis bíblicas. En los Hechos de los Apóstoles (4, 32) leemos: multitudínis autem credentiurn erat cor unum et anima una,', San León, escribiendo al o-bispo de Alejandría (Epist. 9) concibe así Ia frase: unum enim nos sentiré oportet et ayere, ut sicut tegimus in nobi$ quoqwe unum esse cor et anima comprobetür, terminando Ia frase por un dicoreo, según el gusto de Cicerón (Or. 213). Dado pues el interés que tiene el cursus rítmico en las obras de San León Magno, vamos a intentar un estudio del mismo. Y puesto que en San León parecen encontrarse muy firmes los módulos rítmicos ciceronianos (F. Di CAPUA, Il ritmo prosaico nel1p lettere äei Papi..., Roma 1937, vol. I, pp. 145-159), debemos tomar las aguas desde su fuente y enfrentarnos con dos preguntas sumamente arduas: ¿Qué papel desempeña el acento en Ia cláusula ciceroniana? ¿Es cierto que el cursus rítmico procede de las cláusulas de Cicerón? Preguntas demasiado complejas para responderlas en dos palabras. Presuponiendo nuestros trabajos, El ritmo en los discursos ae Cicerón, I; El ritmo en kis cUusutas internas («HELMANTiCA», 29, pp. 183-216); II, La cláusula rítmica final («HELMANTiCA», 30, pp. 363-391), intentaremos hacerlo Io más breve y Io más completamente posible.
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