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«DECLARACIÓN DE LLANDAF» de Ia Comisión Teológica Mixta de 1980 (*) Anglicano-Ortodoxa
La Comunión de los Santos y los Difuntos 1. Toda Ia plegaria se dirige al Dios trinitario. Oramos a Dios Padre a través de Nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo. La Iglesia tertena está unida, en un único movimiento de adoración con Ia Iglesia celeste, con Ia bienaventurada Virgen María, «con los ángeles y todas las legiones celestiales». 2. Los creyentes y bautizados constituyen un cuerpo en Cristo y son miembros unidos unos a otros por el Espíritu Santo. En el interior del cuerpo sufre y se alegra cada uno de los miembros con los demás, y en cada uno de los miembros hace su entrada el Espíritu Santo para Ia totalidad. Tales relaciones son transformadas por Ia muerte, pero no destruidas: «No hay ninguna barrera entre dos mundos en Ia Iglesia» (Gwenallt). «Dios no es Dios de muertos, sino de vivos» (Mt 22, 32), pues todos viven en él y para él. Este es el significado de Ia comunión de los santos. 3. Dios es «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3,6), «el Señor de los ejércitos» (Is 6,3), «Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo» (Rom 15,6). Dios no es ninguna idea abstracta, sino el Dios de personas que se revela a determinados hombres y mujeres y a través da ellos. Así pues, Ia unidad con Dios nos conduce a una relación personal con todos los que Ie pertenecen por Ia gracia del Espíritu Santo que simultáneamente los une y los constituye en su diversidad. Y precisamente en esta relación personal, que no es destruida por Ia muerte, consiste Ia comunión de los santos. 4. Nuestra experiencia de Ia comunión de los santos encuentra
* La versión original en ing!es en: Soborncst 3 (1981) 94-96. Traducción castellana del Dr. Isidro García Tato (CSIC, Madrid).
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