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EL IDIOMA CONTEMPORANEO DE LAS CIENCUVS DEL ESPÍRITU
Dijo Condorcet en el siglo xviii que Ia ciencia no es sino un lenguaje bien hecho, y Io dijo más o menos por Ia época en Ia que su paisano Condillac, en su magnífica Gramática para Ia instrucción del príncipe de Parma, afirmaba que las lenguas son otros tantos «métodos analíticos», o Io que es Io mismo, que el primer análisis de Ia realidad que tenemos nos Io da hecho nuestro idioma. Es así como, en plena Ilustración, se va preparando el decisivo giro en Ia historia del pensamiento europeo que llamamos el «giro lingüístico», y cuya primera y tal vez mejor expresión cabal se encuentra en Ia obra teórica de Wilhelm von Humboldt, a comienzos del siglo xix. Ni en su época ni hasta mucho más tarde se entendieron bien las ideas de Humboldt. Sin embargo, nada sería ya igual a partir de él. A comienzos del siglo xix las Humanidades entraron en una dinámica de tensión extrema. Por una parte, se descubrió el parentesco entre Ia mayor parte de las lenguas europeas y lenguas orientales como el sánscrito o las lenguas iranias. Esto dio lugar a una «ciencia del espíritu» totalmente nueva y distinta, en Ia que hechos de Ia cultura —no de Ia naturaleza— se estudiaban con métodos y técnicas propios de las ciencias de Ia naturaleza, y eso porque en el núcleo mismo de Ia cultura había aparecido un objeto de estudio, los sonidos del lenguaje y su evolución, que podía y prácticamente exigía ser estudiado como un objeto natural. Simultáneamente, los filólogos clásicos y los historiadores hallaban también en sus dominios zonas de trabajo que parecían exigir métodos análogos a los de Ia observación de Ia naturaleza: registrar hechos, contrastarlos, combinarlos para formar hipótesis nomológicas, verificar el cumplimiento de éstas. Es así como, a Io largo del siglo xix y sobre todo en Alemania, cobra fuerza Ia noción de unas «Ciencias del espíritu» que se distinguen de las de Ia naturaleza más por su objeto que por su método y su lenguaje. El de las ciencias de Ia naturaleza es, como decía Condorcet, un lenguaje bien hecho. ¿Qué significa esto? Significa que sus palabras designan inequívo-
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