|
EL SEGUNDO HEIDEGGER Y LA ETICA: DEL NIHILISMO A LA RELIGACIÓN
En un artículo anterior l revisé el pensamiento del llamado «primer Heidegger», intentando rastrear las consecuencias que éste podría tener para Ia reflexión ética contemporánea. El escrito se basa, fundamentalmente, en Sein und Zeit y en él concluía que en dicha obra Heidegger ofrecía una interesante perspectiva antropológica que podría, eventualmente, servir de base para repensar el problema de Ia fundamentación de Ia ética, sobre todo cuando teoriza al hombre como Dasein, esto es, como el único ente que está sobre sí mismo y que tiene que curar de sí a través de Ia apropiación y creación de posibilidades de ser. No obstante, llegaba también a Ia no menos importante conclusión de que el mismo Heidegger no pareció percatarse de esa veta de su propio pensamiento y llevó su teoría por un rumbo que Io condujo —en Ser y Tiempo— a un decisionismo moral profundamente nihilista. Esto Ie resultó así en virtud de dos opciones teóricas muy discutibles que toma a Io largo de Sein und Zeií. La primera consiste en introducir de contrabando una ética muy concreta y elevarla a un nivel ontològico que no posee. Esa ética —muy importante, sin duda, pero en ningún modo absoluta— es una ética de Ia autenticidad: para el Heidegger de Ser y Tiempo las dos posibilidades más radicales del hombre serían el ser auténtico o el no serlo. Decía en mi artículo —siguiendo a Zubiri— que mucho más fundante que eso es el hecho de que todo ser humano se encuentra abocado a otras dos posibilidades más radicales aún: lograrse o malograrse según sean las formas de realidad que se deriven de las elecciones que haga en Ia vida. La segunda opción fatal del «primer Heidegger» es mucho más dudosa y consiste en postular que el contenido de esa «autenticidad» es el vivir de cara al propio ser-para-ia-muerte. Como Ia posibilidad de Ia muerte es el «poder ser más propio y extremo del Dasein» (eigensten und äußersten Seinkönnen),
1 Nelson Tepedino, «Ética y Dasein», en Cuadernos Salmantinos de Filosofía, vol. XXVlI, Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca, 2000, pp. 215-241.
|