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EL DISCURSO ANTRÒPICO: HAOA UNA HERMENÉUTICA DEL TEXTO LITERARIO
La obra literaria se realiza en Ia comunicación antròpica, aun cuando eI péndulo de Ia crítica académica haya pasado en las últimas décadas del énfasis en un sentido bancario de Ia misma a Ia negación de todo intento de significar.
El lenguaje del escritor, como el de cualquier artista, surge siempre en tensión en el seno de una lengua; es decir, de una estructura extema convencional de signos que Io aprisiona, que en cierto modo Io determina, pero a Ia que también supera y modifica por el solo hecho de contextualizar en ella una práctica creadora. Todo acto de escribir supone, además, un proceso de codificación de un pensamiento: se trata de expresar, exteriorizar, pronunciar una idea a través de un sistema externo, aun cuando convencional y por ello dinámico, de signos, pero que en sí mismos, a su vez, son incapaces de significar en el sentido de dicha estructura, cuando ésta se enjuicia desde un centro externo a ella, pues sólo inician un proceso (teóricamente indefinido) de diferir el acto de significar en una cadena interminable. TaI es Ia deconstrucción posmoderna del discurso narrativo de Ia modernidad: Cada significante, se dice, parece ser a Ia vez significado de otro significante en una sucesión repetitiva/circular que se convierte en un fin en sí misma y que nos impide/pospone el llegar al significante original, con Io que Ia búsqueda se convierte en un juego intelectual, eso sí, dialógico, pero que se niega a sí mismo valor cognoscitivo. Nuestra experiencia, sin embargo, atestigua Ia existencia del diálogo y, por tanto, Ia posibilidad de significar en un discurso antròpico. La falacia del discurso posmoderno se encuentra en Ia pérdida de Io humano que lleva implícito, en el no querer reconocer Ia inherente antropocidad de todo discurso axiológico. A fuerza de diferir y diferenciar en un progresivo intento de precisión, pero siempre a través de un centro gobernante estático,
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