|
SOLEDUMBRE, SOLEDAD, SOLITUD
Lo que los hombres no podemos decir con el lenguaje nos Io dice el lenguaje a los hombres. El es anterior a nosotros; nos funda; nos porta y nos conforma, porque él funda y porta Ia realidad, que sólo existe en Ia palabra, Io mismo que Dios sólo existe en el Verbo1. Nosotros Io olvidamos pero él nos recuerda al volver a nuestra boca palabras olvidadas, con cuyo olvido habíamos perdido elementos esenciales de nuestra realidad. Por eso el amor a las palabras es Ia forma más eficaz de amor a Ia verdad y al hombre. Sócrates puede proclamar en sus últimos momentos: «Ten bien sabido, oh excelente Critón, que el no hablar con propiedad no sólo es una falta en sí mismo sino también produce mal en las almas»2. I. La 1. 2. 3. Palabra Soledumbre (carencia de compañía) Soledad (presencia del hombre a sí mismo) Solitud (absolutización erguida frente a Dios)
I. No hay dos palabras iguales, por más parecidas que suenen, como no hay dos manifestaciones de Ia realidad, humana o divina, que tengan el mismo
1 Este es el sentido profundo de Ia frase de L. Wittgenstein: «Es gibt allerdings Unausprechliches. Dies zeigt sich, es ist das Mystische». Tractatus Logico-Philosophicus 6.522. EHa nos remite a una realidad teológica y cristológica expresadas en el prólogo de San Juan 1,1-18. Con razón escribe M. de Unamuno: «Pretendes desentrañar / las cosas? Pues desentraña / las palabras, que el nombrar / es del existir Ia entraña». Cancionero 394. (Obras completas, Madrid 1966, VI, 1074). 2 Fedón 115e. 3 S. Alvarez Turienzo, El hombre y su soledad. Una introducción a Ia ética (Salamanca 1983) Allí se encontrará toda Ia bibliografía y las referencias implícitas en estas páginas.
|