|
EL AGUSTINISMO DE JUAN LUIS VIVES El afio 1978, en esta misma revista, publicamos nuestro estudio, Ei joven Vives, comentador de Ia »Ciudad de Dios» de San Agustín. La mole de su comentario a Ia máxima obra de San Agustín nos atrajo sobremanera, por tener conciencia de que este comentario de Vives ha sido poco estudiado a Ia hora de interpretar su pensamiento y, más en concreto, a Ia hora de valorar justamente Ia presencia de San Agustín en el mismo. El lector advertirá un trasfondo de desilusión en el artículo. Pensábamos hallar algo semejante a un clásico comentario a una obra doctrinal señera y nos vimos forzados, con algo de tristeza, a resumir nuestro juicio valorativo en estos términos: «La obra de Vives no es un comentario a De Civitate Dei, sino notas aclaratorias & dicha obra... Desde esta perspectiva hay que advertir que si no nos hallamos ante un •comentario cídsico», nos da Vives una riqueza inagotable de datos sobre mitología, geografía e historia y da cuenta de incontables doctrinas de los antiguos pensadores. Es más mesurado y corto en Io que toca a teología. Pero aún en este campo sus notas apuntan a muchas cuestiones de Ia época» *. Con estas palabras casi reducíamos el comentario de Vives a ser mero expositor de Io que otros pensaron. Pero es innegable que deja traslucir muchas opiniones suyas personales. Sobre algunas de ellas ya llamamos Ia atención en el pasado artículo, como cuando ponderamos su comentario a Ia tesis platónica, asumida por San Agustín y compartida por Vives sobre Ia iluminación de Ia mente por Dios. Es ciertamente importante esta tesis, pero no única. Lo que sucede es que esta tesis se halla en el corazón del sistema agustiniano. No es, por Io mismo, de maravillar que, después de estos años de reflexión, tanto sobre San Agustín como sobre Vives, nos haya venido a Ia mente el propósito de penetrar hasta donde llega el agustinismo viviano. ¿Fué ocasional y periférico, o asumió las ideas centrales del mismo? Pensamos que Ia pregunta merece una respuesta adecuada en estos momentos en que el estudio de grandes sistemas del pensamiento cristiano atrae a los investigadores. Confesamos, también, nuestra tensa preocupación por el gran tema. Ya en Salmanticensis publicamos este estudio: «Hacia una interpretación de las grandes síntesis doctrinales del pensamiento cristiano» 2. Debo confesar que este nuevo empalma con aquel, en el que San Agustín viene a ser uno de los goznes. Se intenta, en efecto, hacer ver en el mismo cuándo el agustinismo medieval amplía y completa las
1 E. Rivera de Ventosa, 'El joven Vives, comentador de Ia «Ciudad de Dios» de San Agustín', en Cuadernos Salmantinos de Filosofía 4 (1977) 145-66.
|