|
Esta sentencia romana c. Anné nos ha sido presentada y recomendada por el Auditor Mons. José María Serrano, bien conocido de todos nuestros tectores. La tesis de Ia sentencia —íesis inèdita hasta ahora en CoLECTANEA 1— es que el homosexual afectado por una anormalidad grave, crónica e insanable no es capaz de constituir esa peculiar communio vitae, Zo cual es el objeto formal del consentimiento que hace al matrimonio; en esas condiciones Ia hmosexualidad es capítulo autónomo de nulidad matrimonial. Según O. di Jorio, Promotor de Justicia de Ia R. Romana, «esía decisión rotal c. Anné con riqueza de argumentos y motivos científicos confirma el principio ya fijado explícitamente en Ia Decisión c. Pompedda de 6 de octubre de 1969 sobre Ia homosexualidad como motivo autónomo de nulidad, aunque no concurra Za impotencia, Ia enfermedad mental o Ia simulación. Es cierto que esta Decisión c. Anné es negativa, pero ello no obedece a que se ignore el principio, sino porque en este caso concreto (homosexualidad ambivalente de Ia mujer) no se ha reconocido Za incurabilidad de Ia anomalía sexual». Por su parte, José María Serrano, aunque critica ciertas ondulaciones en Za línea argumentai, considera Ia sentencia como «una de las más significativas de Ia Jurispruden1 V. sin embargo c. García Faílde, CoLECTANEA, 3, 226.
|
|
En efecto, «es claro que nadie puede asumir obligaciones, se enseña en una Vivarien de 2 de diciembre de 1967 c. Lefebvre, n. 10, de las cuales uno es incapaz de cumplir con sus cualidades aunque sean adquiridas. La doctrina sostiene que es inválido un contrato acerca de un objeto relativamente imposible, puesto que, nadie puede ser obligado a Io imposible» (cf. J. Carriere, De Contractibus, Paris 1844, p. 272, n. 211; D. Prümmer, Theok>gia Moralis, Frib. Brisgoviae 1923, t. 2, p. 214; Merkelbach, Summa Theologiae Mor., t. 2, Paris 1932, p. 475). Aplicando este principio A. C. Jemolo establece: «Si se dan alteraciones morbosas que hacen a un hombre o a una mujer víctima de deseos sexuales siempre despiertos a los cuales no pueden resistir, parece que hay que decir que en este caso, falta en eUos Ia capacidad matrimonial, pues no se puede obligar aqueUo de Io que no se puede disponer» (Il matr. nel Diritto canonico, Milán 1941, p. 132, n. 4) y no de distinto modo R. P. Huizing, determina: «es incapaz de contraer tal contrato quien igualmente es morahnente incapaz de asumir en sí mismo tal obligación de derecho y relativo deber de justicia perpetua y exclusiva... puesto que... se trata de inexistencia del objeto del contrato» (Esquema de Matr., Roma, Pont. Univ. Greg., 1963, p. 346, n. 162). 4.—De aquí surge Ia cuestión de si acaso y hasta qué punto los hombres y las mujeres que tienen el gravísimo vicio de Ia homosexualidad deban ser considerados incapaces de contraer el vínculo matrimonial, de tal modo que al menos en ciertos casos el vicio de Ia homosexualidad sea por sí mismo un motivo autónomo de nulidad de matrimonio. Hasta hace poco Ia jurisprudencia rotal acerca de los matrimonios celebrados por homosexuales, no los consideró formalmente bajo el aspecto de Ia homosexualidad como tal, sino bajo otros aspectos como se refiere en una de 15 de marzo de 1956, c. Lamas <Decis. S. R. Rotae 1966, tomo XLVIII, p. 237 ss.) y también en una de 20 de diciembre de 1963, c. Sabattani. En Ia segunda se lee: «En vano se ha querido hacer
|