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RECENSIONES
Salmanticensis 46 (1999) 263-307
1) TEOLOGÍA MORAL
G. L. Müller, Dogmática. Teoría y práctica de Ia Teología (Barcelona: Herder 1998) xxxvi + 921 pp.
«La teología dogmática entiende que su tarea más importante consiste en actuar de intermediaria entre Ia automanifestación de Dios en Jesús de Nazaret y las orientaciones éticas y espirituales del hombre en las circunstancias concretas». Estas palabras del autor de esta magna obra (p. xi) son ya un motivo de satisfacción para los que nos dedicamos al campo de las orientaciones éticas, tan frecuentemente olvidadas o malcomprendidas en el campo teológico. Ya en las primeras palabras se nos ayuda a descubrir Ia importancia de esas dos riberas (revelación y ética) antes de pasar a exponer Ia teoría y Ia práctica sobre el puente que las une. Y el puente, aun cargando con el modesto título de manual, es una obra impresionante, en Ia que el autor trata de «ofrecer una orientación referida al presente y de salir al encuentro de Ia necesidad de conseguir certezas sobre el origen, Ia orientación y el futuro de Ia fe cristiana». Gerhard Ludwig Müller (1947), buen conocedor de Ia lengua castellana y de Ia teología española, es catedrático de Teología Dogmática en Ia universidad de Munich y miembro del Consejo Internacional de Teólogos de Ia Congregación para Ia Doctrina de Ia Fe. La obra está articulada en doce capítulos, en los que, de manera sucinta pero suficiente, se ofrece una introducción a los diversos tratados de Ia Teología Dogmática. Se comienza por Ia epistemología de Ia Teología de Ia Revelación (1) para pasar inmediatamente a Ia Antropología Teológica (2) y Ia Doctrina de Ia Creación (3). La parte central de Ia Dogmática está dividida en otros cuatro capítulos: el tratado sobre Dios (4), Ia Cristología-Soteriología (5), Ia Pneumatología (6) y Ia Teología Trinitaria (7). Otro bloque de cinco capítulos agrupa los tratados relativos a Ia continuidad de Ia salvación en Ia historia: Ia Mariología (8), Ia Escatologia (9), Ia Eclesiología (10), Ia Sacramentología (11) y Ia Doctrina de Ia Gracia (12). Como es de suponer, el autor tiene sus razones para elegir este orden para los tratados. Véase, por ejemplo, Ia justificación que nos ofrece
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